Afilador de lápices



El humorista estadounidense David Rees es una de las pocas personas del mundo que dedica su vida a afilar lápices de forma artesanal. El objetivo de su trabajo es garantizar la autenticidad del lapicero consiguiendo que la punta no se rompa al cortarlo. Aunque no te lo creas, este curioso trabajo está bastante bien pagado. El propio Rees confesó en una entrevista que le pagaban hasta 35 dólares por lápiz.

Dr. Gafas



Un hombre vestido de médico recorre la piscina del Four Seasons Hotel en Las Maldivas, pero tan solo atiende un tipo de urgencias: las de las gafas de sol de los huéspedes del complejo. Se lo conoce como el Doctor Gafas y tiene un oficio muy extravagante, nacido de la industria turística. Equipado con una serie de herramientas específicas para resolver cada caso, se ocupa de reparar y limpiar gafas de sol de quienes pasan sus horas de relax en la piscina del hotel.

Instructores de surf para perros



En la Bahía de Coronado, Costa Rica, (puesto en marcha por la cadena de hoteles Loews), podemos encontrar instructores de surf para perros. Con trajes y tablas, les enseñan a hacer equilibrio sobre las olas.

Estatua humana en escaparates



En EEUU, hacer de estatua humana puede reportar hasta 100 dólares la hora. Este trabajo es frecuente en los escaparates de tiendas y grandes superficies. Pero no solo es en EEUU, la imagen está tomada en pleno centro de Pamplona hace 26 años.

Plañidero-a profesional



Las lloronas eran mujeres que luciendo un luto riguroso, se presentaban en los velatorios y ante el féretro de un desconocido la emprendían con un llanto descarnado, constante y que alcanzaba el clímax cuando presas de un ataque de histeria gritaban el nombre del difunto. Pero al parecer, esta milenaria profesión está en auge nuevamente y en casi todo el mundo. Actualmente los profesionales son de ambos sexos para llorar con gran entusiasmo a moco y baba tendido en entierros y eventos donde sea necesario.

Remolcador de icebergs



Para ser remolcador de icebergs has de enviar tu CV a la Patrulla Internacional de Hielos (guardia costera de EEUU). En la década de 1960, los guardacostas de EEUU esparcían carbón sobre la superficie con la esperanza de que aquello acelerara el deshielo, pero el sistema no funcionaba y el resultado era que los icebergs se daban la vuelta. También se probó con potentes chorros de agua, pero con los gigantes a la deriva es demasiado complicado. Por lo que se decidió remolcarlos con un cable hasta zonsa seguras para la navegación.