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El por qué de las cosas

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El por qué de las cosas

Mensaje por pp4 »

"La Biblia en verso"

Esta expresión nace del empeñó de un abogado barcelonés llamado José María Carulla, que también fue asesor del papa Pío IX y que seguramente era un buen religioso. Y de esa profunda fe, porque de otra manera no se entiende, nació el afán de poner en verso la Biblia entera, sus más de 60 libros (depende de las versiones), uno detrás de otro. Y allá que se puso al trabajo consiguiendo escribir en verso al menos 4 libros lo que supone no poco mérito. De hecho, precisamente fue la Cruz de Mérito lo que la Santa Sede le otorgó por el trabajo. Pero no sólo obtuvo esa cruz como recompensa.

Y es que el resultado de su trabajo fue tan farragoso, ilegible, tostón e infumable, que en todas las tertulias de la época se hablaba de esta versión de las Santas Escrituras y tan popular se hizo su trabajo, por lo malo, que acabó dando lugar a la expresión.



"Un ojo de la cara"

La primera persona que la utilizó, el conquistador Diego de Almagro, perdió un ojo en el asedio a una fortaleza inca. Al presentarse ante Carlos I se lamentó que "El negocio de defender los intereses de la corona le había costado un ojo de la cara". Tanto insistió en este hecho que pronto esta frase se difundió entre los soldados en referencia a algo peligroso o complejo, llegando así hasta nuestros días.



A buenas horas, mangas verdes


La expresión "¡A buenas horas, mangas verdes!", proviene de lo que solían comentar la gente cuando llegaba la Santa Hermandad, una institución parecida a lo que hoy sería una policía que existía en Castilla ya en el siglo XIII para defender el orden público y que tuvieron su apogeo durante el reinado de los Reyes Católicos.

Los componentes de la Santa Hermandad iban vestidos con un chaleco de piel que dejaban al descubierto las mangas de la camisa que era verde.

Parece que la eficacia y la rapidez no eran las principales virtudes de este cuerpo, y nunca llegaban a tiempo al lugar donde se había cometido el delito y de ahí proviene la expresión: "¡A buenas horas, mangas verdes!"



Cargar con el muerto

Según las leyes medievales, cuando aparecía una persona que había muerto de forma violenta y no se podía descubrir al autor del delito, el pueblo entero, de una manera conjunta, estaba obligado a pagar una multa.

Por ello, todos procuraban trasladar el cadáver de una aldea a otra, algo que dio lugar a la famosa expresión: "cargar con el muerto", que significa atribuirle a otro la culpa de algo que no ha hecho.



Corte de mangas

Ese gesto era el que realizaban los prostitutos en la antigua Roma para dar a entender a sus clientes que estaban trabajando. Así, se consolidó como una forma de insultar, expresando por señas que el insultado frecuentaba prostitutos.



El miedo a pasar por debajo de una escalera

El miedo a pasar por debajo de una escalera viene de antiguo y se ha mantenido y fomentado a lo largo de los siglos por un gran número de culturas.

Los egipcios basaron sus pirámides en planos triangulares y consideraban un sacrilegio que una persona vulgar pasara por una entrada triangular.

Más tarde los cristianos hicieron suya la superstición de la escalera, utilizada en la crucifixión de Cristo, como símbolo de maldad, traición v muerte.

Luego se relacionó con el miedo al patíbulo. Debido a la gran altura que éste solía tener, había que usar una escalera de mano para colocar la soga en la posición correcta. Cualquiera que pasara por debajo de la escalera corría el peligro de encontrarse con el muerto.



No dar un palo al agua

Su origen se encuentra en el lenguaje marinero. Con palo se designaba a los remos, por forma alargada, similar a un palo. Con esta expresión se indicaba la no colaboración con el resto de los remeros en la tarea de desplazar la embarcación.
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Re: El por qué de las cosas

Mensaje por Gorgin »

Curiosas e interesantes las explicaciones a esas expresiones que todos hemos usado alguna vez, pp4, gracias y saludos.
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Re: El por qué de las cosas

Mensaje por gingerlynn »

Interesante, gracias pp4.
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Re: El por qué de las cosas

Mensaje por pp4 »

AL QUE QUIERA CELESTE QUE LE CUESTE

Quien anhela obtener algo muy valioso debe estar dispuesto a afrontar su precio, por alto que éste sea. El dicho y su moraleja guardan estrecha relación con un mineral, el lapislázuli, que se extrae de unos pocos lugares de Oriente. Con él se fabricaba un bellísimo color azul, muy resistente a la acción del tiempo, que por su procedencia fue llamado azul de ultramar. La gran rareza del lapislázuli y el alto costo de su transporte hicieron que su valor fuera comparable al del oro. Cuando los papas y los grandes señores del Renacimiento encargaban un cuadro, se estipulaba por contrato cuánta pintura de oro y cuánto azul de ultramar entrarían en la obra. Al mezclarse con blanco, ese precioso azul producía el celeste que originó la expresión. Pero existe también otra versión sobre ese origen, vinculada con la acepción religiosa de la palabra celeste, equivalente a celestial. En tal caso, serían los sacrificios realizados en la Tierra el precio de la gloria en el Cielo. Ambas versiones no se contradicen. Y ninguna de las dos deja duda de que cueste y celeste riman con muy justa razón.



DE PUNTA EN BLANCO

En los ejercicios para combate, los caballeros medievales empleaban armas de hierro ordinario que carecían de filo y llevaban en la punta un botón, como los floretes con que se aprende esgrima. Recibían el nombre de armas negras, en oposición a las que se usaban en los torneos, que eran de acero filoso y tenían el extremo afilado o, como se decía entonces, la punta en blanco. En esas lizas, los contendientes se presentaban ante el árbitro o maestro de armas acompañados de sus escuderos, quienes portaban los yelmos con sus penachos y los respectivos escudos. La gran pompa de esta ceremonia con música de fanfarrias y el espectáculo de las armaduras relucientes y los estandartes al viento quedaron asociados a la frase "estar de punta en blanco", que tomó el sentido de mostrarse con las mejores galas. Pasaron los tiempos feudales, pero el dicho subsiste. Sólo que ahora se aplica a cualquiera que luce impecablemente desde el peinado hasta los pies. Vestido de punta en blanco. Como para un torneo... de elegancia.




NO ES MOCO DE PAVO

Cuando queremos ponderar la importancia de un asunto cualquiera, con frecuencia nos valemos de una comparación negativa y destacamos que eso "no es moco de pavo". El diccionario define moco de pavo como "apéndice carnoso eréctil que el pavo tiene sobre el pico". Pero el dicho del título proviene de cuando se usaba reloj con cadena. Ésta asomaba como una provocación para los ladrones, quienes aprovechaban las aglomeraciones para desprender el reloj y dejar la cadena que lo sujetaba. Dado el público del que salían los incautos (llamados "pavos" en la jerga del delito), esas cadenas eran de escaso valor, de modo que se quedaban colgando como cuelga el moco del ave. Hoy, se usan relojes de pulsera, la expresión ha perdido toda conexión con su origen. Pero basta escuchar que algo "no es moco de pavo" para que en seguida todos entendamos que no nos están hablando de ninguna p a v a d a.




OJO POR OJO DIENTE POR DIENTE

Esta frase, que consagra la venganza como un procedimiento jurídico, figura en dos de los 282 artículos del código sancionado por Hammurabi (1792-1750 a. C.), fundador del imperio babilónico. La menciona también el Antiguo Testamento al referirse a los actos de violencia. “Quien cometiere e delito", dice el texto bíblico, "pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano y pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida y golpe por golpe". Cuando el agredido prefería que se lo compensara con dinero, tenía derecho a una suma, fijada de antemano de acuerdo con la gravedad del daño. Así, según la ley del talión del derecho romano, quien recibía una cachetada podía canjear ese golpe por un monto equivalente a 5 ó 6 dólares de hoy. El dicho, con frecuencia abreviado como “ojo por ojo”, no pasa en la actualidad de un modo de hablar. Un desahogo para el rencor. Y prueba de que la idea de devolver mal por mal es siempre tentadora. Pero ningún código moderno autoriza a desdentar o volver tuerto al ofensor.





SI LA MONTAÑA NO VIENE A MAHOMA…

Mahoma convenció a sus seguidores de que a una orden suya se le iba a acercar una montaña desde la cual predicaría. La muchedumbre se reunió; Mahoma llamó una y otra vez a la montaña y cuando ésta no se movió de su lugar, el profeta dijo sin abochornarse: "Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña". Este texto no pertenece a ningún libro religioso ni procede de Oriente. Figura en los Ensayos de Sir Francis Bacon (1561-1626), filósofo inglés y canciller del reino, quien fue precursor del método experimental en la ciencia y uno de los más firmes adversarios del conocimiento dogmático y supersticioso de la Edad Medía.
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Re: El por qué de las cosas

Mensaje por pp4 »

Cruzar los dedos

Cuando se formula un deseo, se dice una mentira o se encuentra uno ante un peligro, es costumbre cruzarlos dedos, concretamente el mayor sobre el índice. El gesto, que evoca una cruz, conjura la mala suerte y aleja las influencias maléficas, según los supersticiosos. Desde los primeros tiempos del cristianismo se creía que, replegando el pulgar bajo los otros dedos, se alejaba a los fantasmas y malos espíritus, o bien haciendo esa operación con las dos manos y dejando que el pulgar asome entre el índice, dedo consagrado a Júpiter, y el mayor, dedo del pecado dedicado a Saturno. No obstante, algunos autores piensan que, aunque el simbolismo de la santa cruz en este gesto resulta obvio, el origen primero es mucho más primitivo que la cruz cristiana y se remonta a los más antiguos tiempos paganos.

La suerte de la pata de conejo

La extraña tradición de llevar una pata de conejo en el bolsillo para atraer la suerte no nace de este animal, sino de la liebre. En las regiones medievales de Europa existía la creencia de que las brujas se transformaban en liebres para sorber la leche de las mujeres que habían dado a luz. ¿Pero cómo nace esta creencia? Antiguamente, las cabras, vacas, cerdos, liebres y otros animales de granja entraban libremente en la casa de sus amos, ya que la familia aprovechaba su calor corporal para protegerse del frío invernal. Los campesinos criaban liebres para comérselas y las cuidaban con esmero y cariño. De hecho, por ejemplo, los antiguos britanos pensaban que estos animales eran criaturas mágicas que incluso había que evitar ingerir.

Algunos tratados de la época mencionan que las mujeres embarazadas y durante la época de lactancia acostumbraban a sentarse en un rincón del hogar y ponerse en el regazo uno de estos nobles animales para que las calentara. A cambio, dejaban que la liebre tomara de su pecho. La tradición popular; como ya se ha mencionado, aseveraba que durante la caza de brujas, éstas se transformaban en liebres y se colaban en las casas de los campesinos para salvarse del peligro. Incluso había una manera de reconocer el engaño: si la liebre, una vez atrapada, resultaba diftcil de despellejar o cocinar, entonces la bruja se había transformado en animal antes de morir.La idea de que la pata de liebre trae buena suerte nació de la primitiva creencia de que los huesos de sus patas curan la gota y otros reumatismos, así como los calambres. Pero, para ser eficaz, el hueso debía tener una articulación intacta. Por sei tan parecidos, la liebre y e] conejo se unieron como frute de las supersticiones relativas a sus virtudes mágicas.

Poner la mano delante de la boca al bostezar

El gesto actual de taparse la boca cuando bostezamos no obedece sencillamente a la intención de guardar las formas, esconder la dentadura o el deseo de no difundir los gérmenes, sino que tiene un significado más profundo.

En el libro Superstitions oÍ Ireland, de Sperenza Wilde se puede leer que hacer la señal de la cruz delante de la boca al bostezar impedía que el diablo se introdujese en el cuerpo y estableciera en él su morada. Es por esta razón por lo que las madres cerraban la boca del bebé o hacían la señal de la cruz delante de ella cuando lo veían bostezar. De esta costumbre ancestral deriva el gesto actual de taparse la boca.

Levantarse con el pie derecho

La tradición dice que, para que el día no se tuerza, hay que apoyar en primer lugar el pie derecho. La respuesta a esta costumbre podría hallarse en el mundo de los pescadores. Durante el siglo XIX, ningún pescador en su sano juicio subía a bordo por babor, es decir, el costado izquierdo del barco, aunque resultara incómodo

hacerlo por estribor. Parece ser que la superstición nace de la noción de que cualquier cosa zurda era antinatural una idea que se basa en que la mayoría de los seres humanos son diestros.

Por regla general, todo k que se refiere a la derecha es calificado de favorable por los supersticiosos, quizás alentados por la tradición bíblica, que dice que la derecha conesponde al camine del Paraíso y es la posición en la que están sentados los elegidos por Dios.

La izquierda representa el reverso de la moneda. Los romanos, por ejemplo, hacían presagios observando el vuelo de los pájaros: los que lo hacían hacia este lado eran de mal agüero. De hecho, en latín, izquierda se dice sinester, que dio origen al adjetivo siniestro.

Miedo a las sombras

Antiguamente, la gente crédula buscaba en las sombras que proyectaban los troncos que ardían en la chimenea la imagen de una silueta humana sin cabeza. Esto significaba que la persona que la proyectara moriría antes de la próxima víspera de Navidad. Éste era el plazo para los cristianos, pero en épocas anteriores se utilizaron otras fechas celestiales o estacionales.

No cabe duda de que las sombras ocupan una parte importante de los miedos relacionados con el cuerpo, ya que su presencia o ausencia, como le sucedía al personaje de ficción Peter Pan, estaba relacionada originariamente con creencias religiosas y paganas.

Las interpretaciones más antiguas del cuerpo y el alma afirmaban que la segunda podía, bajo determinadas circunstancias, abandonar la envoltura carnal y alejarse de camino a la otra vida. Para las culturas más primitivas, el alma estaba conectada a las sombras, cuando no eran la misma cosa. Una de las circunstancias en las que la persona podía perder el alma sucedía cuando un vampiro se acercaba por detrás y clavaba la sombra de la víctima en la pared. De este modo, el ente maligno tomaba posesión del cuerpo.

La sombra de los difuntos también había que protegerla de posibles infortunios. En la Europa medieval existía la creencia de que, si una persona moría por la noche y su espíritu —o lo que es lo mismo, su sombra— se alejaba, podía correr peligro de que cruzara por una extensión de agua -un río, un lago- y no pudiera llegar a la otra vida. En este caso, la sombra volvía al cuerpo de su dueño y se convertía en un muerto ambulante, una variedad de vampiro. De ahí nació la costumbre de algunos de tapar los barriles que contienen agua de lluvia y afán de ciertos pueblos por construir puentes.
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Re: El por qué de las cosas

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Tocar madera

Durante muchos siglo antes del cristianismo, lo pueblos célticos de Europa rendían culto a los árboles por considerarlos los templo de la santidad y la principal presentación de los dioses era la Tierra. El árbol servía com medio para enviar la dolencia, o el mal a la tierra. También se recurría a este vegetal s la mala suerte visitaba a m hombre bajo la forma de demonios o si iba a librarse una batalla. En estos y otros casos el sacerdote druida celebraba una serie de ritos y ensalmos en las llamadas enramadas sagradas, lugares que equivalía a las modernas iglesias.

Hay, además, quien dice que las supersticiones referentes a la madera también nacen del material con el que está hecha la cruz de Jesús Resultado de estas creencias es nuestra costumbre de tocar madera como signo di la buena suerte, ya que ésta atrapa al espíritu maligno lo hace caer a tierra.

Abrir el paraguas dentro de casa

Ningún supersticioso tendría jamás la osadía de abrir un paraguas dentro de una casa. El origen de este temor se remonta a la época en que los reyes orientales y africanos lo usaban sólo a modo de sombrilla para protegerse de los rayos solares. Debido a su conexión con el astro rey y porque también su forma simboliza el disco solar, abrirlo en un lugar sombreado, fuera de los dominios del Sol, era considerado un sacrilegio.

Es probable que la superstición se reforzara cuando los paraguas llegaron a Europa y empezaron a ser empleados casi exclusivamente por los sacerdotes en los oficios de los difuntos, sin otro fin que protegerse de las inclemencias del tiempo.

Las siete vidas del gato

La excepcional resistencia y fortaleza del gato, capaz di salir indemne de situaciones en las que otros animales perecerían con toda seguridad, llevó ala idea de que este felino tenía más de una vida.

No hay duda de que sus hábitos nocturnos, sus ojos refulgentes en la oscuridad, su sobresaliente agilidad y su pose majestuosa contribuyeron a que nuestros antepasados sintieran una especial admiración, e incluso veneración, por este animal. Se cuenta que, por ejemplo, Mahoma se cortó la manga de su vestimenta para no perturbar el sueño de su gato que dormía sobre ella. El profeta veía en él “una criatura digna del mayor respeto y de un tratamiento afectuoso”.

La razón de que a los gatos se les otorgue popularmente hasta siete vidas tiene posiblemente un origen esotérico. Existen muchas culturas para las que los números poseen una significación concreta. En nuestro caso, el siete fue considerado en la Antigüedad un número de la buena suerte, ya que era una trinidad de trinidades” y, por lo tanto, adecuado para el felino.

Vestir de negro en los funerales

La antiquísima costumbre de vestir de negro en los funerales, muy extendida en toda la cultura occidental, pretende significar una manifestación de respeto hacia el difunto. Sin embargo, la procedencia de esta tradición no está tan clara. Distintos estudios antropológicos coinciden en señalar como su posible origen el miedo ancestral de los vivos a ser poseídos por los espíritus de los muertos. Así, en los ritos funerarios los hombres primitivos pintarían sus cuerpos de negro para impedir, al quedar camuflados, que el alma del fallecido encontrara un nuevo cuerpo donde asentarse.

Esta hipótesis es corroborada por el hecho de que los habitantes de ciertas tribus africanas cubran su piel con cenizas blancas en los funerales, escondiendo así el color negro de su epidermis a la vista de los espíritus. Algo parecido sucede también en la India, donde tradicionalmente el color del luto es blanco, en contraposición a la tez morena de sus habitantes.

Romper un espejo

Las supersticiones relativas al espejo se cuentan entre las más citadas en todo el Occidente cristiano, quizás por su uso adivinatorio. La catoptromancia, es decir, el arte de adivinar por el espejo, procede de Persia y, aunque tuvo un relativo éxito durante la antigua Grecia y la Edad Media, fue duramente perseguida por la Iglesia.

Es probable, sin embargo, que estas supersticiones obedezcan a la idea de que nuestro reflejo es otra versión del original y, si causamos desperfectos en el espejo, nos hacemos daño a nosotros mismos. Así, dañar el espejo es hacer lo mismo con el alma, y aquí es donde entra la superstición de que la rotura de un espejo trae mala suerte durante siete años. Este período se debe a la creencia de que el cuerpo experimenta un cambio en la constitución fisiológica cada siete años.
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Re: El por qué de las cosas

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La herradura colgada en la puerta

Procedente de Italia, la creencia de que las herraduras atraen la buena suerte era muy tenida en cuenta por la gente de los pueblos. Clavada o colgada en una puerta, este objeto atraería las energías del cielo. La herradura simboliza la fuerza del caballo y su enorme utilidad, al menos en tiempos pasados, en las labores del campo yen las guerras. Vuelta al lado derecho y en posición horizontal representa la C, inicial de Cristo.

Derramar la sal

Mala suerte, si esto le ocurre al manipular el salero, a menos que se apresure a tomar una pizca y arrojarla por encima del hombro izquierdo “directamente a la cara del diablo”. Porque éste es el sitio desde el que Pedro Botero, es decir, el diablo, espera paciente a que nuestra naturaleza pecadora renuncie al alma para siempre. La sal arrojada no tiene otro fin que cegarlo temporalmente, para que el espíritu tenga tiempo de volver a quedar afianzado por la buena suerte. Desde la Grecia antigua, la sal ha tenido un gran poder simbólico: procede de la Madre Tierra, del mar; las lágrimas y la saliva son saladas, y conserva, condimenta y enriquece los alimentos.

Tirar de las orejas como felicitación

La oreja es objeto de numerosos simbolismos entre las civilizaciones orientales y africanas: representa desde la inteligencia cósmica del mito hindú de Vaishvánara, hasta la sexualidad para las tribus dogon y bambara, de Malí. Curiosamente, entre los chinos, las orejas largas son signo de sabiduría e inmortalidad. Se dice que las orejas de Lao-tse medían unos 17 centímetros. Se apodaba, además, orejas largas.

Muy probablemente, nosotros hemos heredado de alguna forma esta costumbre supersticiosa. Tirando de las orejas, manifestamos el deseo de que la persona felicitada tenga larga vida y adquiera cada vez mayor sabiduría.

Decir Salud al estornudar

Los egipcios y griegos veían en el estornudo un augurio. Así, era bueno estornudar por la tarde, mientras que hacerlo al levantarse de la cama o de la mesa podía ser nefasto. Aquel que había estornudado al nacer era te nido por dichoso. El estornudo hacia la izquierda era un signo de mal agüero, pero di bueno, hacia la derecha. Er todos los casos, los griegos exclamaban ¡Vivid! y ¡Que Zeus te conserve! Por su parte, los romanos empleaban la expresión, ¡Salve!, ante tal circunstancia; y serían los primeros cristianos quienes sustituyeron la invocación a dioses paganos por el suyo.

Se dice que durante la epidemia de peste que hubo en Roma en el año 591, bajo el pontificado de Gregorio 1, lo afectados morían estornudan do, y que de tal circunstancia proviene el ¡Dios te bendigas que más tarde se simplificar diciendo ¡Salud!, ¡Jesús! o ex presiones semejantes.

Aversión al amarillo

Es superstición entre los actores, sobre todo de teatro, no salir a escena con ropa amarilla, ya que puede conducir al fracaso o a cosas aún peores La razón de este miedo escénico reside en el dramaturgo y actor francés Jean-Baptiste Poquelin (1622-1673), llamado Moliére.

En febrero de 1673, Moliére estrenó el ballet-comedia El enfermo imaginario, que toma por blanco de su sátira a los médicos. Pocos días después del estreno, en plena representación, el dramaturgo se sintió indispuesto, y murió unas horas más tarde en su domicilio. En la representación, Moliére vestía ropas de color amarillo.
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Re: El por qué de las cosas

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El gato negro

En el mundo del misticismo, los gatos son portadores de un poder mágico infinitamente superior al del hombre. Con toda probabilidad, esta antigua creencia deriva de la adoración a la diosa egipcia Bubastis, que tenía forma de gato. Los egipcios estaban convencidos de que los gatos poseían alma, y prueba de ello son los restos momificados de estos felinos, que se cuentan por miles, hallados en las excavaciones arqueológicas.

En la Edad Media, las brujas convirtieron al gato negro en un elemento imprescindible para efectuar sus rituales y hechizos. Hoy en día, los supersticiosos temen al gato negro que se cruza en su camino. Este hecho representa con claridad el conflicto que existía entre la Iglesia, la cruz y las prácticas paganas de la brujería.


Pasar por debajo de una escalera

Esta y otras supersticiones asociadas a las escaleras están relacionadas con el miedo al patíbulo. Antiguamente, debido a la gran altura que éste solía tener, había que usar una escalera de mano para colocar la soga en la posición correcta, así como para retirar después el cadáver del condenado. Cualquiera que pasara por debajo de la escalera corría el peligro de encontrarse con el muerto. De ahí viene la superstición.

Viernes 13

Desde tiempos remotos, el número 13 ha sido fatídico, debido principalmente a la muerte violenta que sufrieron varios dioses decimoterceros de la Antigüedad y, ¡cómo no!, a la suerte del decimotercer invitado en la Última Cena de Jesús. Por otro lado, el viernes adquirió en el mundo sajón su reputación de día nefasto, debido a la muerte de Jesús. Obviamente, la coincidencia del número 13 y del día viernes no puede ser de peor agüero.

Colocar flores en las tumbas

En la actualidad, se adornan las sepulturas con flores como muestra de afecto, pero la intención original no era otra que la de proporcionar algo vivo con el fin de dar felicidad. La corona circular, colocada sobre la tumba o la puerta principal del cementerio, encerraba simbólicamente el espíritu y le impedía volver.
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Re: El por qué de las cosas

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¿Por qué se dice “el baile de San Vito”?

El baile de San Vito es como se le llamaba en la Edad media comunmente a la enfermedad de Corea de Sydenham, una patología neurológica en la que el sistema nervioso central se degenera a causa de una inflamación que provoca fiebres reumáticas.
Esta rara enfermedad se caracteriza por trastornos en los movimientos corporales, que pasa por estados de coordinación bruscos e involuntarios de forma limitada. Incluso puede darse de una forma tan leve, que el enfermo solo note irritabilidad y nerviosismo.
El baile de San Vito estaba mal visto en la Edad Media, pues se creía que el enfermo estaba poseído e incluso se le quemaba en la hoguera. Normalmente en esos casos, intentaban encomendarle a San Vito, un santo salvador y auxiliador para que curara el enfermo de la posesión.




New York, la gran manzana

El término "La Gran Manzana" se hizo popular en los años 20 gracias al cronista deportivo del New York Morning Telegraph, John J. Fitz Gerald. Él escuchó en 1921 cómo lo usaban los mozos de cuadra en el hipódromo de Nueva Orleans para referirse al hipódromo de Nueva York (al que consideraban el estrellato).
A Fitz Gerald le gustó tanto la expresión que llamó a su columna hípica "Sobre la Gran Manzana". En la introducción a su columna del 18 de Febrero de 1924, Fitz Gerald escribe: "La Gran Manzana. El sueño de todo chico que haya montado un pura sangre y el objetivo de todo jinete. Sólo existe una Gran Manzana y es Nueva York".
Durante la década de los años 30, era utilizado para referirse a la ciudad por los músicos de jazz, para los que tocar en Nueva York suponía su máximo objetivo: "son muchas las manzanas que tiene el árbol del éxito, pero Nueva York es la Gran Manzana".
Este eslógan alcanzó la popularidad recién en 1971, cuando la ciudad de Nueva York impulsó el turismo por todo el mundo bajo este lema.
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Re: El por qué de las cosas

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El nombre "Vía Láctea" procede del latín, fueron los romanos los que denominaron a nuestra galaxia -sin saberlo- con este nombre que es "el camino de la leche", esta denominación procede de la mitología griega (absorbida por los romanos como propia), al observar el cielo, la Vía Láctea aparece como un camino difuso y manchado en el contraste de la oscuridad del fondo, desgraciamente, son pocos los lugares donde podemos percibir con toda su grandeza, y aun menos en las ciudades, de hecho, he conocido personas que nunca la han visto.

La diosa Hera estaba amamantando a su hijo, y de pronto éste le soltó el pecho sin previo aviso, de tal forma, que se derramó leche, y de ahí surgió la mancha que los griegos identificaron con el nombre de "traza o camino de la leche". En España, se le conoce mas comunmente como "Camino de Santiago", ya que los peregrinos que marchaban hasta Santiago, se servían como referencia de la posición de la Vía Láctea, que en verano es NE-SE y es la dirección que tomaban los peregrinos desde Europa
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Gorgin
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