Antonio Mercero, cineasta conocido por películas como La guerra de papá, La cabina y productor de televisión de series históricas como Verano azul o Farmacia de guardia, ha muerto a los 82 años según ha confirmado la Academia del Cine.Las cuatro referencias nombradas sirven para explicar la insólita carrera de Mercero, demasiado colorista y vital para el cine de autor en el que se educó (fue estudiante de la Escuela Oficial de Cinematografía) y demasiado intelectual para la televisión comercial.
Colorista era La cabina (1972), casi fluorescente como el color de la cabina cerrada que le daba título y en la que se quedaba encerrado José Luis López Vázquez. Aquel mediometraje era casi un objeto volador no identificado en el cine español culto de la época, muy pegado a la tradición literaria. La cabina era terror pero también era comedia, era costumbrismo pero también era absurdo y, además, hablaba de los temas del momento en España: la claustrofobia. La película, producida como un telefilme que se estrenó en TVE cuando sólo había un canal de televisión, fue un impacto inmediato en la cultura popular española.
La guerra de papá (1977) fue una adaptación de El príncipe destronado , de Miguel Delibes, ya nos presenta al Mercero que todos tenemos en la cabeza: un autor que mira en la infancia un espejo chistoso y tierno pero en el fondo acusador para el adulto, en un paisaje de clases medias amables y optimistas. Es, en realidad, el hilo moral que lleva hasta Verano azul, la serie más vista y más repuesta de la historia de la televisión en España. La picardía, el sentimentalismo, la crónica de costumbres y aquel trasfondo de bondad y alegría machadiana se unían en las historias de aquellas familias del baby boom y el desarrollismo que veraneaban en Nerja. Claro que eso sólo explica a medias la fama de Verano azul. Verano azul está clavada en nuestras mentes por aciertos completamente intuitivos que se clavaban en la memoria de los espectadores: aquella melodía silbada al principio de cada capítulo, aquel grito de "¡Chanquete ha muerto!" al final de la serie...La réplica de Verano azul fue Farmacia de guardia. Más longeva, menos icónica pero casi igual de exitosa. Los temas morales eran los mismos, el tono amable y risueño, también. Carlos Larrañaga hacía de pícaro, Concha Cueto, de mujer fuerte pero era el paisaje a su alrededor el que atrapaba a los espectadores con una extraña dulzura.