La explicación más extendida habla de un sacerdote de Roma, Valentín, que casaba en secreto a los legionarios antes de partir hacia nuevas conquistas o para acabar con insurrecciones del imperio romano, en definitiva, partían para la guerra.
Valentín fue condenado a la decapitación por Claudio II, que gobernó el Imperio Romano entre los años 268 y 270. ¿Por qué?. Pues porque los legionarios romanos no podían casarse hasta finalizar sus años de servicio.
Otra pregunta es, ¿a qué venía esa prisa por casarse?, resulta que el servicio militar de las legiones romanas es ligeramente diferente al servicio militar obligatorio que teníamos en España y que duraba en sus inicios 2 años para pasar después a 1 año o 1 año y medio si estabas de marinero.
Los legionarios, (los de roma), su servicio duraba 20 años para los ciudadanos y 25 años, para los que querían conseguir la ciudadanía, una vez licenciados, recibían una parcela de tierra o una cantidad de dinero, equivalente a la paga de doce años eso en tiempos del emperador Augusto. Estas cifras varían según el emperador de turno, el stipendium (el sueldo) era de 200-300 denarios prorrateados en 4 pagas anuales, más adelante subiría según cambiaba de emperador Roma.
Las primeras noticias de San Valentín de Roma datan del 496, cuando el papa Gelasio establece su veneración todos los 14 de febrero, sin bien indicando que el santo se incluye entre aquellos "cuyos nombres son justamente venerados entre los hombres, pero cuyos actos son conocidos solo por Dios". En resumidas cuentas: certifica que había sido martirizado, pero reconoce que no sabía nada más sobre su vida.
La Iglesia católica, desde el año 492 al 496, realizó un intento de eliminar varias festividades paganas. Una de ellas, la fiesta de la fertilidad, en la que se desarrollaban diversos rituales, fue prohibida por el papa y en su lugar se proclamó el 14 de febrero como Día de San Valentín.
El Papa Pablo VI eliminó a San Valentín del Santoral en 1965 por basarse en una leyenda. A pesar de que san Valentín no figura en el calendario litúrgico, es una fiesta que se celebra por todo el mundo gracias a los comerciantes que la convirtieron en lo que es hoy día.
