Jugando con tres películas y valorándolas
Publicado: Lun, 11 Abr 2016, 12:54
[table=width: 100%][tr][td=text-align: justify]DESAYUNO DE VINO Y ROSAS CON GATOS
A mr. Edwards y a mr. Quine les gustaban los gatos. Paywacket no ganó el Oscar, pero sin él no hubiera sonado la campanilla, ni abierto el libro, ni encendido la vela (1). Blake Edwards puso un gato alrededor de Tifanny's que conducía con sus entradas y sus mutis - al igual que el del libro, la vela y la campana - los amores de su ama por el buen camino deseado. Y como eran tiempos optimistas, el brillante espejo de "Desayuno con diamantes" hizo creer que aquella buena nueva iba a ser eterna. El gato de Audrey Hepburn (maravillosa, como siempre) se llamaba gato. Hay bastantes películas sobre borrachos, pero evidentemente "Dias de vino y rosas" no existe sino una sola vez. Probablemente Edwards consideraba que aquellos días de amor y alcohol nunca fueron, jamás pudieron ser, un fin de semana perdido (2). De hecho, Billy Wilder cuando emborrachaba a Ray Milland ya había realizado "Cinco tumbas al Cairo" (Five graves to Cairo, 1943) y "Perdición" (Double indemnity, 1944) - y en el plató de al lado se hacían "rutas" con Bob Hope y Bing Crosby. Antes de de "Dias de vino y rosas" estaba "Desayuno con diamantes" en la filmografía de Edwards y Stanley Donen tenía trabajo (3). Curioso: las comedias negras tenían títulos paradisíacos y Henry Mancini estaba en su mejor momento. Los escaparates de Tiffany's - in the morning - ponían en marcha la historia de la tránsfuga Audrey que tenía un pasado agrícola o pequeñoburgués, pero un presente de sueños de diamantes, "Moon River" y Mickey Rooney. Y un gato que se llamaba Gato, como queda ampliamente dicho. Tambien había en su presente y/o futuro un chulo escritor (George Peppard) y una señora millonaria (Patricia Neal). Y luego Buddy Ebsen que viene a recordar el pasado.
En "Días de vino y rosas" no hay pasado; hay un futuro tenebroso. Pasar de la comedia al drama como algo imparable. Los héroes de los dramas que proceden de la comedia son aún más desesperados porque vienen de un paraíso perdido. Y, desde luego, los excelentes Jack Lemmon y Lee Remick cuentan una bien amarga historia porque avanza en sentido inverso. Al público le gustan - o le gustaban - las carreras de handicap. Negro el comienzo, rosa el final. Aquellos "días" recuerdan a la consciencia de todos que la exposición-nudo-desenlace de las gustosas películas de antaño podían ser justo al revés. Los paseos de Audrey parecen existir sobre el asfalto de una ciudad mágica en la que Tiffany's es la vivienda del último mago de Oz. El alcohol abre para los pequeños inocentes la llave de la casa de los horrores. No hay lluvia final que presagie la escampada definitiva. Ni taxis amarillos. Ni gatos. La casa de los horrores es una estancia con futuro. Tiffany's es un espejismo que durará lo que tardan los sueños en dejar de serlo. La borrachera no trae rosas sino una resaca para la que los infelices Remick y Lemmon no estaban preparados. La nostalgia de la comedia empieza a la media hora de comenzada la película. La metamorfosis es dolorosa, porque el espejo de Alicia acabará reflejando una desolada realidad, truncando las esperanzas de los comedores de crema de cacahuetes - tambien Spencer Tracy en "Furia" (Fury, Fritz Lang 1936) comía cacahuetes mientras hacía planes contrarios a su destino - que aguardaban que las imágenes de su vida se iban a desarrollar en el terreno de la comedia. Vana ilusión la de este matrimonio dipsómano. ¿Cómo será el final verdadero de "Desayuno con diamantes"?. Recordando "moon river" tras una cogorza sobre la que flotan los días de vino y rosas, o sea, el Tiffany's de los viejos sueños, o sea, un último viaje a Central Park con problemático retorno. Parece que nadie ha vuelto de Tiffany's ni de los días de vino y rosas. Y menos que nadie Blake Edwards. (4)
1) Referencia a "Me enamoré de una bruja" (Bell, book and candle, Richard Quine, 1958), película en la que la hechicera - en todos los sentidos - Kim Novak acariciaba a un gato llamado Paywacket para realizar sus conjuros.
2) Referencia a la más famosa, que no la mejor, película sobre la dipsomanía "Días sin huella" (The lost weekend, 1.945) protagonizada por Ray Milland.
3) En efecto, en aquellos años Stanley Donen rodaba película tras película aunque de dudosa calidad. Ni "Una rubia para un ganster" (Surprise Package, 1960), ni "Página en blanco" (The grass is greener, 1.960), fueron buenas películas y su fracaso en taquilla le costó al gran director de Carolina del Sur un paro de tres años hasta la exitosa "Charada" (Charade, 1.963). Hay que recordar que en la más famosa, y ridícula, revista especializada de la época (Film Ideal) se agrupó a Quine, Edwards y Donen como los reyes de la..... ¡¡¡metafísica del champagne¡¡¡, con Audrey Hepburn, naturalmente, de reina de las burbujas.
4)Tempus fugit. Blake Edwards ya murió.[/td][/tr][/table]
A mr. Edwards y a mr. Quine les gustaban los gatos. Paywacket no ganó el Oscar, pero sin él no hubiera sonado la campanilla, ni abierto el libro, ni encendido la vela (1). Blake Edwards puso un gato alrededor de Tifanny's que conducía con sus entradas y sus mutis - al igual que el del libro, la vela y la campana - los amores de su ama por el buen camino deseado. Y como eran tiempos optimistas, el brillante espejo de "Desayuno con diamantes" hizo creer que aquella buena nueva iba a ser eterna. El gato de Audrey Hepburn (maravillosa, como siempre) se llamaba gato. Hay bastantes películas sobre borrachos, pero evidentemente "Dias de vino y rosas" no existe sino una sola vez. Probablemente Edwards consideraba que aquellos días de amor y alcohol nunca fueron, jamás pudieron ser, un fin de semana perdido (2). De hecho, Billy Wilder cuando emborrachaba a Ray Milland ya había realizado "Cinco tumbas al Cairo" (Five graves to Cairo, 1943) y "Perdición" (Double indemnity, 1944) - y en el plató de al lado se hacían "rutas" con Bob Hope y Bing Crosby. Antes de de "Dias de vino y rosas" estaba "Desayuno con diamantes" en la filmografía de Edwards y Stanley Donen tenía trabajo (3). Curioso: las comedias negras tenían títulos paradisíacos y Henry Mancini estaba en su mejor momento. Los escaparates de Tiffany's - in the morning - ponían en marcha la historia de la tránsfuga Audrey que tenía un pasado agrícola o pequeñoburgués, pero un presente de sueños de diamantes, "Moon River" y Mickey Rooney. Y un gato que se llamaba Gato, como queda ampliamente dicho. Tambien había en su presente y/o futuro un chulo escritor (George Peppard) y una señora millonaria (Patricia Neal). Y luego Buddy Ebsen que viene a recordar el pasado.
En "Días de vino y rosas" no hay pasado; hay un futuro tenebroso. Pasar de la comedia al drama como algo imparable. Los héroes de los dramas que proceden de la comedia son aún más desesperados porque vienen de un paraíso perdido. Y, desde luego, los excelentes Jack Lemmon y Lee Remick cuentan una bien amarga historia porque avanza en sentido inverso. Al público le gustan - o le gustaban - las carreras de handicap. Negro el comienzo, rosa el final. Aquellos "días" recuerdan a la consciencia de todos que la exposición-nudo-desenlace de las gustosas películas de antaño podían ser justo al revés. Los paseos de Audrey parecen existir sobre el asfalto de una ciudad mágica en la que Tiffany's es la vivienda del último mago de Oz. El alcohol abre para los pequeños inocentes la llave de la casa de los horrores. No hay lluvia final que presagie la escampada definitiva. Ni taxis amarillos. Ni gatos. La casa de los horrores es una estancia con futuro. Tiffany's es un espejismo que durará lo que tardan los sueños en dejar de serlo. La borrachera no trae rosas sino una resaca para la que los infelices Remick y Lemmon no estaban preparados. La nostalgia de la comedia empieza a la media hora de comenzada la película. La metamorfosis es dolorosa, porque el espejo de Alicia acabará reflejando una desolada realidad, truncando las esperanzas de los comedores de crema de cacahuetes - tambien Spencer Tracy en "Furia" (Fury, Fritz Lang 1936) comía cacahuetes mientras hacía planes contrarios a su destino - que aguardaban que las imágenes de su vida se iban a desarrollar en el terreno de la comedia. Vana ilusión la de este matrimonio dipsómano. ¿Cómo será el final verdadero de "Desayuno con diamantes"?. Recordando "moon river" tras una cogorza sobre la que flotan los días de vino y rosas, o sea, el Tiffany's de los viejos sueños, o sea, un último viaje a Central Park con problemático retorno. Parece que nadie ha vuelto de Tiffany's ni de los días de vino y rosas. Y menos que nadie Blake Edwards. (4)
1) Referencia a "Me enamoré de una bruja" (Bell, book and candle, Richard Quine, 1958), película en la que la hechicera - en todos los sentidos - Kim Novak acariciaba a un gato llamado Paywacket para realizar sus conjuros.
2) Referencia a la más famosa, que no la mejor, película sobre la dipsomanía "Días sin huella" (The lost weekend, 1.945) protagonizada por Ray Milland.
3) En efecto, en aquellos años Stanley Donen rodaba película tras película aunque de dudosa calidad. Ni "Una rubia para un ganster" (Surprise Package, 1960), ni "Página en blanco" (The grass is greener, 1.960), fueron buenas películas y su fracaso en taquilla le costó al gran director de Carolina del Sur un paro de tres años hasta la exitosa "Charada" (Charade, 1.963). Hay que recordar que en la más famosa, y ridícula, revista especializada de la época (Film Ideal) se agrupó a Quine, Edwards y Donen como los reyes de la..... ¡¡¡metafísica del champagne¡¡¡, con Audrey Hepburn, naturalmente, de reina de las burbujas.
4)Tempus fugit. Blake Edwards ya murió.[/td][/tr][/table]