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LOS NIÑOS NO QUERIDOS

Publicado: Mar, 19 Jul 2016, 14:11
por luzbel
A TODOS LOS NIÑOS QUE PERDIERON SUS VIDAS EN LAS GUERRAS

Se cumplió ayer el 80 aniversario del golpe de estado protagonizado por los generales Franco, Mola, Queipo del Llano, Kindelán…….contra el gobierno legítimo de la II República, el resto es historia con un millón de muertos, de la que quedan monumentos y fundaciones siempre del bando vencedor mientras que aún no se localizan los restos del gran poeta Federico García Lorca. No deseo abundar en el tema, porque Exploradores es un foro de cine, teatro, música, literatura…..pero no de política. Sí en el de los niños de la guerra, las más inocentes víctimas de esa y de todas las guerras. Nadie lo expresó mejor que mi paisano Francisco de Goya, en su serie de grabados “Los desastres dela guerra”. ¿Y el cine? El mudo dictaminó que los niños podían verse pero no oírse. Cuando apareció el sonoro tampoco los públicos protestaron demasiado contra la forma en que el cine y la sociedad los trataba.

A mediados de los 50, Andy Hardy se encontraba desorientado. En la vida real era Mickey Rooney, que acababa de superar los 30 años, una anterior estrella infantil cuya vida se había visto arruinada por una larga serie de divorcios (entre ellos de Ava Gardner), problemas monetarios y películas de escasa calidad. En 1958, Rooney intentó revivir en la pantalla el recuerdo de comunidades estables y familias felices en “Andy Hardy comes home”, pero ya no había espectadores dispuestos a soportar esa clase de películas, los jóvenes preferían a Elvis Presley, mientras que los padres americanos se quedaban en casa delante del televisor. Incluso para Rooney, la película fue una especia de paréntesis: el canto de cisne de Andy Hardy se vio incluido entre “Baby face Nelson” (1957) y “Silla eléctrica para ocho hombres” (1959), dos excelentes películas apocalípticas de serie B sobre jóvenes rebeldes y sanguinarios que volcaban todo su odio contra una sociedad estúpida e hipócrita.

El salvajismo de Luis Buñuel en “Los olvidados” (1950), remató con una obra maestra – Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO – de brutal crueldad a los niños de los suburbios mexicanos. En su atroz desenlace, el terrible y genial turolense arrojó el cadáver de un niño a un estercolero.

Louis B. Mayer – el amo y señor de la Metro durante tantos años – que había muerto en 1957, se hubiese quedado horrorizado ante esta clase de películas, pero, al igual que sus niños mimados, Mickey Rooney y la gran Judy Garland habían conocido la infelicidad y el desastre como adultos. La visión idealizada de la infancia que ofrecía Hollywood no podía hacer ya frente a las verdades de la vida. El calvario de los niños desgraciados se remonta en el arte a Oliver Twist y a la genial película de Chaplin ”El chico” que había comprendido que la orfandad, la separación de los padres y las desgracias infantiles podía dar lugar, a la vez, a una obra maestra y un éxito de taquilla.

Pensar en la versión cinematográfica, nunca superada, de Oliver Twist (1948) de David Lean, equivale a evocar la sombría atmósfera urbana en que transcurre la historia y unos personajes desagradables y siniestros. El Londres de Dickens seguía teniendo sentido en 1948 debido a que después de la II Guerra Mundial, muchas ciudades estaban en ruinas y muchos niños sin hogar y abandonados. También en España en 1940. La infancia en ruinas. Ninguna escuela, ninguna cinematografía como la italiana la supo mostrar.

El neorrealismo observó con frecuencia los efectos de la descomposición social en los niños. ¿Quién puede olvidarse del paso de la delincuencia a la muerte en “Liampiabotas” (1946) de Vittorio de Sica, o de la la tristeza y resignación del hijo de “Ladrón de bicicletas” (1948)? Pero la película más elocuente de todas fue “Alemania, año cero” (1947), de Roberto Rossellini, en la que se mostraba a un niño rubio y ario como la semilla del nazismo en medio de las ruinas del Berlín destruido por la guerra. El muy joven Edmund, despreciado por su familia, acosado por un pederasta, miraba desde una empalizada los cascotes y las restos dela destrucción. Probablemente no sabía, no entendía…..pero se arrojaba al vacío en el suicidio más estremecedor que el cine haya registrado.

¿Y al cine español de la postguerra? Más bien le interesaron los niños que cantaban “Campanera” o “Estando contigo”, o los que hablaban con Jesucristo y la Virgen María (1)

Luzbel
Fuente: Melmoth el errabundo en su blog fmaesteban, a quien doy las gracias.

1)“Marcelino, pan y vino” es, sin embargo, un buen film de Ladislao Vajda. “La señora de Fátima”, de Rafael Gil, es uno de los peores de un prolífico y nada despreciable cineasta.