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Joan Crawford

Publicado: Mar, 03 Ene 2017, 11:41
por luzbel
Nunca supo sino ser una gran estrella en todo momento. Para ello se inventó varias personalidades sin dejar ser ella misma. Es posible que otras, muy pocas, fuesen mejores actrices, cantasen y bailasen mejor, tuviesen mejor tipo o un rostro más bello, fuesen más sexy, pero carecían de la apasionada voluntad de Crawford de ascender al estrellato. Al igual que los personajes que interpretó en muchas de sus películas, luchó por encaramarse empezando desde lo más bajo, modeló y remodeló incansablemente su imagen para irse adaptando a los cambios de gustos y modas, construyó su propia personalidad, pulió sus modales, refinó su manera de vestir y llegó a convertirse en una verdadera moda. Aprendió a actuar sorprendentemente bien y, lo que es más importante, a conocer y adaptarse a sus propias limitaciones. Y trabajó como una fiera, mañana., tarde y noche: vivía para ser una gran estrella, se debía a su público y a su fama.

Dicho en otras palabras, era el sueño de cualquier sencilla dependienta hecho realidad. El secreto de su atractivo radicaba en su normalidad. Por mucho que forzase su imaginación, la dependienta en cuestión no podía verse nunca como una Dietrich o una Garbo pero sí como Joan Crawford, de verdadero nombre Lucille Le Sueur. Cuando esta fascinante mujer, de temible carácter según su hija, se convirtió en estrella, llevaba ya 19 películas a sus espaldas. Adorno vehículos para cómicos como Harry Langdon (Un sportman de ocasión, 1926 Frank Capra) o tipos duros como Lon Chaney (la memorable “Garras humanas”, 1927 de Tod Browning). Con “Vírgenes modernas” (1928), cambió su suerte, en ella interpretaba a una joven deslumbrantemente belle y loca por el jazz. A los 24 años ya era Joan Crawford, contratada por la MGM por un período de tres años. Jugó con diversas imágenes, pero poco despues de 1930 adoptó el aspecto que habría de convertirse en su marca de fábrica: boca grande y muy delineada con lápiz de labios, ojos bellos maquillados para que pareciesen todavía mayores, el resto de su cara esculpida como una máscara clásica, hombros anchos y cuadrados inimaginables en cualquier estrella de aquellos años.

Su primera gran interpretación fue la de “Gran hotel” (1932, Clarence Brown) en la que se merendaba a la mismísima Garbo. La peluca rubia de “Rain” (1932, Lewis Milestone) fue un error, pero la película resultó notable y ella fue una excelente Sadie Thompson. De 1933 en adelante, sus películas fueron vehículos para su lucimiento, y si en alguno de ellos parecía correr el peligro de no ser más que una bella maniquí utilizada para lucir vestuario, ¡que maniquí y que vestuario!.

Su más habitual partenaire fue Clark Gable. En 1938 se la declaró “veneno para la taquila”, y qué, en algunas películas estuvo maravillosa, caso de “Mujeres” (1939, George Cukor) en la que volvía a merendarse a un reparto “all women” en el que figuraban Norma Shearer, Rosalind Russell o Joan Fontaine, o “Un rostro de mujer” (1941, George Cukor), pero resultaba cada vez más claro que su reinado en la MGM tocaba a su fin, y según sus propias palabras tuvo que abandonar la Metro “por la puerta de servicio”.

Entonces en 1945, hizo “Alma en suplicio” que le permitió ganar un Oscar y revitalizó su carrera. Tanto en ésta como en las siguientes “Humoresque” (1946), “Amor que mata” (1947), “Flamingo road” (1949) , mostró una madurez como actriz extraordinaria, a pesar de tratarse de films en blanco y negro, buenos pero casi ubicados en la serie B. Un trhiller duro y despiadado, “Sudden fear” (1952) contribuyó a su regreso a la MGM en el musical “Torch song” (1952) en el que tuvo la oportunidad de mostrar que sus piernas seguían siendo fabulosas, “Daisy Kenion” (1947) fue un excelente Preminger en el que se cepilló, metafóricamente, a Dana Andrews y Henry Fonda, y “Johnny Guitar”, en la que acababa a tiros con su enamorada y vengativa Mercedes Mac Cambridge, un western feérico y magistral de Nicholas Ray. En “Mujeres frente al amor”, un solo gesto de su fabulosa máscara bastaba para desayunarse con unas jovencitas aspirantes a actrices.

Con el antecedente de la estupenda “La abeja reina” (1955), en 1962 “¿Qué fue de Baby Jane”?, gran guiñol de enorme éxito taquillero, la marcó tanto cómo a su compañera Bette Davis. Ambas, y sobre todo Joan, devinieron freaks. La Crawford en una serie de horribles films de terror, dirigidos o no por William Castle. No fue un declive digno de ella, pero, naturalmente, se fue a la tumba como la estrella por antonomasia del viejo Hollywood. Ello aconteció en 1977 a los 69 años de edad. A día de hoy, pienso sinceramente que Crawford es un icono de la modernidad, en las antípodas de la adorable Audrey Hepburn. Joan Crawford, bella, distinta y más que buena actriz. La amo.

Re: Joan Crawford

Publicado: Mar, 03 Ene 2017, 15:36
por gorgin
Pasamos este excelente comentario sobre la diva Joan Crawford a la zona de tertulia de cine, si luego se convierte en un Ciclo la pasamos de nuevo a la zona correspondiente. Gracias luzbel.