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¡Momias!
![]() ![]() ![]() ¡Momias!La Universal se ha vuelto a poner las pilas a la hora de sacar todo el provecho (amén de modernizar) de su clásico catálogo de películas de monstruos. Un Tom Cruise que se mueve más que los precios encabeza ‘La momia’, reboot del mito del no-muerto envuelto en vendas y reencarnaciones varias. Esta vez la momia hace honor a su género (gramatical) y es una mujer, tan letal como cautivadora.
La momia (Alex Kurtzman, 2017) Del antiguo Egipto y sus maldiciones renace, en la actualidad, una poderosa hechicera, una mujer tan atractiva como ambiciosa que fue condenada al limbo de la momificación. Tom Cruise se convierte en algo así como su servidor y combatidor oficial, unido a la criatura por una ligazón de magia más allá de la muerte. Y mientras Londres se convierte en la ciudad que salta por los aires por culpa de una fémina letal como en ‘Lifeforce’, Alex Kurtzman, guionista especialista en series de TV y franquicias de acción y fantásticas (ojo: esta película es la puerta que abrirá el Dark Universe Universal donde los monstruos clásicos se interrelacionarán como los superhéroes Marvel o DC), nos regala una ‘Misión: Imposible’ de aventuras y terror. La momia (Karl Freund, 1932) Uno de los directores de fotografía fundamentales del expresionismo alemán, huido a Hollywood por culpa del ascenso nazi en su país de origen, se permite pasar a la dirección con una estilizada versión tanto de un relato de Arthur Conan Doyle como de Téophile Gautier, pasados ambos por el teatro exploit de finales de los años 20. Boris Karloff y un alucinante maquillaje de Jack Pierce dejando para la posteridad el look de las momias y cómo se comportan en el género terrorífico. Una obra maestra que todavía asusta. The mummy (Stephen Sommers, 1999) Gran conocedor de la literatura clásica y del pulp, amén de sus traslaciones a la gran pantalla, el director y guionista Stephen Sommers sería el encargado de recuperar para la Universal el mito de la momia (tras proyectos frustrados de George A. Romero, por ejemplo) en un blockbuster que bebía tanto del ritmo y la estética de los Indiana Jones (ese Rick O’ Connell encarnado por Brendan Fraser es un heredero directo y digno) como de las series B de los años 40. Tendría una secuela alucinante (‘El regreso de la momia’), todo un carrusel de persecuciones y locuras, y una tercera y última entrega ambientada en China con Jet Li de momia oriental. La momia (Terence Fisher, 1959) La británica productora Hammer Films recogió (vía compra de derechos) en la década de los 50 (sí, del pasado siglo) el catálogo de criaturas y monstruos con los cuales la Universal había subrayado la gran depresión en los años 30. Drácula, Frankenstein, el hombre lobo… y la momia, en versiones que se acercaban más a los mitos desde el goticismo europeo con altas dosis de violencia y de erotismo, y un uso del color maravilloso. Christopher Lee (como la momia, esta vez sucia, llena de barro e instrumento de una venganza milenaria) y Peter Cushing (víctima de la persecución del antiguo y lascivo sacerdote egipcio revivido) seguían siendo la pareja de hecho del fantástico cinematográfico. La momia nacional (J. R. Larraz, 1980) Los éxitos de comedias del/de destape como ‘Brujas mágicas’ y ‘Polvos mágicos’ abrirían el filón de astracanadas que se tomaban a chufla la mitología del terror usándola como excusa para que actrices o algo parecido a eso se desnudaran alegremente ante los ojos saltones de cómicos de revista. En este disparate lleno de chistes coyunturales, algunos de tan dudoso gusto como el que se hace sobre la “neumonía atípica” (lo que al poco se descubriría como el síndrome del aceite de colza), el esquema es como el de ‘La momia’ de Karloff, pero con una momia que al quitarse las vendas es una señorita muy rica y con muchas ganas de marcha. La venganza de la momia (Carlos Aured, 1973) Paul Naschy/Jacinto Molina, no importa el orden, también se fijó en todas las criaturas del fantástico clásico cuando se convirtió en el máximo cultivador del género tanto en España como en Europa y el mundo. Su implicación en esta aproximación al mito de la momia es tan respetuosa con los clichés y arquetipos, con la tradición (más hammeriana que de la Universal a pesar de que sea la de Boris Karloff la que citara como referente), como con el erotismo extremo y una violencia gore todavía más extrema, sobre todo para la época y la censura nacional. Sangre en la tumba de la momia (Seth Holt, 1971) Extraña y erótica reformulación de la mitología surgida del cuento de Arthur Conan Doyle, este film Hammer prefiere mostrar a la momia sin vendajes en la mayor parte del film, siendo más bien una especie de vampira bajo cuyo hechizo se van consumando una serie de asesinatos rituales en un Londres enrarecido. Comenzada a filmar por el curioso Seth Holt, su repentino fallecimiento q mitad de rodaje llevó al productor y amo de la Hammer, Michael Carreras, a terminarla deprisa y corriendo, algo que afectó a su calidad final. El sudario de la momia (John Gilling, 1967) Seguramente el tercer mejor director de la Hammer, tras el intocable Terence Fisher y el excelente Roy Ward Baker, John Gilling se acercó a las historias y los personajes de la casa del terror con mucha imaginación y ánimos de ofrecer cosas nuevas (cuando no personajes: ‘La leyenda de Vandorff’, ‘La plaga de los zombies’…). Su contribución al imaginario momia fue un esotérico y malrrollero film con mucha violencia, nieblas de colores y un homoerotismo latente que no le sentó nada mal a la historia. La maldición de la momia (Leslie Goodwin, 1944) Lon Chaney Jr. se haría cargo, durante la década de los 40, de los monstruos de la Universal (menos Frankenstein) ya instalados en la serie más B, en los cócteles de criaturas y en las parodias. Sería la momia en tres peliculitas, firmadas por directores de quienes nunca más se supo (alguno de ellos era tan sólo el encargado de decorados), esta correctita ‘La maldición de la momia’ y en ‘La tumba de la momia’ y ‘El fantasma de la momia’. Films de menos de una hora de duración que llenaron los programas dobles de los cines de la época más que Chaney hijo llenaba su estómago de litros de alcohol en cada rodaje (y fuera de rodaje). The mummy’s hand (Christy Cabanne, 1940) Por extraño que parezca y pese al descomunal éxito en 1932 de ‘La momia’ dirigida por Karl Freund e interpretada por el mítico Noris Karloff , la Universal no volvería al personaje hasta ocho años después con esta secuela oficial realizada por un actor, guionista y director tan prolífico en la serie B como hoy totalmente olvidado: Christy Cabanne. Pese a su endeble guión, Cabanne supo darle a la película un aire muy enfermizo y también muy de serial de aventuras y de sustos. No estaría de más recuperarla. Las momias de Guanajuato (Federico Curiel, 1970) Uno de los clásicos indiscutibles del fantástico mexicano obra de uno de sus mejores cultivadores y artesanos, Federico Curiel. Estas momias de la localidad de Guanajuato existen de verdad, son una de sus mayores atracciones turísticas, recordándonos que México (y Latinoamérica) también tiene pirámides y ritos de momificación como en Egipto. Curiel, ya en esos años 70 donde Santo (que es el héroe del film, faltaría más) y otros wrestlers campaban por el género, se pone divertidamente serio con una historia de terror-terror con un trabajo en la fotografía de quitarse el sombrero (mariachi). El despertar (Mike Newell, 1980) Charlton Heston y Susannah York van a vivir su crisis sentimental como pareja (y sus diferentes opiniones como arqueólogos, egiptólogos y exploradores) a base de una terapia de horror cuando saquen de su sueño de siglos a una momia con tantas ganas de matar como de servir de improvisada psicóloga matrimonialista. Inspirada en una novela de Bram Stoker, este curioso film firmado por el ecléctico Mike Newell (en sus mejores años laborales; es mi opinión) es un ejercicio de estilo en espacio cerrado con un par de golpes de efecto de primera. El despertar de la momia (Frank Agrama, 1981) Compréndanme: acostumbrado, por la TV y los cines de barrio, a momias de movimientos terroríficamente lentos que se limitaban a estrangular o a machacar cabezas, el toparme (en un cine de reestreno, como debe ser, caramba) con este producto italiano en le que aparecen decenas y de cenas de momias veloces y con los mismos hábitos gore de los zombis de Lucio Fulci, la cosa fue un shock y un festival. Una magnífica película, muy gore y sobre todo muy, muy entretenida. Abbot and Costello meet the mummy (Charles Lamont, 1955) La penúltima película (juntos) del inolvidable dueto cómico, ya con todas las fórmulas de su estilo agotadas y ya relegados por su productora, la Universal, a productos de tercera, sin apenas presupuesto y distribuidos en pueblos y pequeñas ciudades. Y pese a todo, este encuentro cómico con la momia es uno de sus trabajos de ese periodo de los 50 más entretenidos (algún gag es sencillamente antológico) y con una momia que a veces da miedo. En su reparto (como egipcio avieso) el majete Michael Ansara. La sombra del faraón (Russell Mulcahy, 1998) Un año antes del revival de la criatura a cargo de Stephen Sommers, y paralelamente al Belphégor francés que había regresado a la gran pantalla, el simpático Russell Muicahy hizo de Jason Scott Lee la estrella de esta película menor, un batiburrillo de fantastique noventero, pulp años 40 y egiptología a lo ‘En busca del arca perdida’. Con todo, el film tiene buenos momentos que unos algo chapuceros efectos especiales no destrozan. Mulcahy volvería a las momias en alguna que otra miniserie posterior.
![]() ![]() Re: ¡Momias!gracias por este fantastico recorrido, pp4, un abrazo, tomaré lista de algunas que no he visto.
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