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EL CINE PRE-CODE II

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luzbel
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EL CINE PRE-CODE II

Mensaje por luzbel »

El cine pre-code (II)

Las películas de gánsteres del período comprendido entre 1929 y 1935 se desarrollaban en un mundo de clubs nocturnos, el ruido de las pistolas, y el tableteo de las metralletas, las ominosas sirenas de los coches de la policía, el rugido de los motores y el chirrido de los frenos, el contundente argot de los miembros de las bandas. Se desarrollaban en hoteluchos, calles desiertas, bares clandestinos, garitos, casas de vecinos, cafés de mala muerte y comisarías de policía.. Un mundo al mismo tiempo realista y extrañamente abstracto. Prácticamente todas esas películas se rodaron en decorados construidos en Hollywood y, aunque se especificase que el escenario era Nueva York O chicago, la acción parecía ocurrir más en una ciudad universal que en una concreta.

De las doscientas cincuenta o trescientas películas de gánsteres hechas durante estos años, solo tres han conseguido una reputación duradera: “Hampa dorada” (Mervyn Leroy, 1930), “El enemigo público” (William Wellman, 1931) Y “Scarface, el terror del hampa” (Howard Hawks 1932). Los críticos de la época las reconocieron de inmediato como obras maestras – yo creo que la tercera lo es, las otras dos buenas películas -,a pesar de estar ya un poco hartos de films de este género. Las destacaron no por ser novedosas, sino por la forma artística en que manejaban unos materiales ya manidos. Las tres mostraban con gran frialdad el ascenso y caída de delincuentes profesionales cuya procedencia era de medios de inmigrantes católicos. En todas el protagonista tenía por modelo a Al Capone y las tres convirtieron a un conocido actor de teatro en estrella del cine.

El personaje que interpreta Edward G. Robinson en “Hampa dorada” y el de Paul Muni en “Scarface” son italianos, mientras que en “El enemigo público” James Cagney es irlandés. Los tres son hombres de baja estatura, robustos y violentos, empujados por una fuerte ambición de poder y aceptación social. Los tres se abren camino a tiros hasta llegar a la cima de su mundo criminal para verse entonces destruidos, en parte, porqué así lo exigía la moral convencional de la época, pero fundamentalmente por un orgullo ciego y por un marcado instinto de autodestrucción. Al igual que todos los gánsteres de esta era , se les niega la tranquilidad de la vida doméstica. Abandonan a madres que les quieren, y sus sentimientos se ven divididos entre mujerzuelas rubias a las que desprecian y castas morenas de clase alta con las que aspiran a casarse.

Los tres mueren solos – discutible, en el caso de “Scarface”, Camonte siempre está pensando en su hermana en una insinuación claramente incestuosa -, de manera violenta y espectacular: el Pequeño César (Robinson) cosido a balazos y preguntando ¿madre mía, es éste el final de Rico?. Tom Powers (Cagney) es llevado muerto a su casa envuelto en una manta y Tony Camonte (Paul Muni) cae abatido por sus enemigos debajo de un luminoso que proclama irónicamente: “El mundo es tuyo”. Aunque los prólogos y los epílogos de estas películas pretender dar una moraleja (“Hampa dorada” termina con un rótulo que dice: “La carrera de Rico ha sido como la de un cohete, comenzando en las alcantarillas y terminando en ellas”, mientras que las autoridades obligaron a que “Scarface” llevase como subtítulo “La vergüenza de una nación”) ninguna de estas películas tiene nada de moralizante. No se invita a considerar a sus protagonistas como psicópatas. Los asesinatos son frecuentes, pero los directores no se recrean en ellos. Cuando Tom Powers (Cagney) mata a golpes a su anterior jefe que le ha traicionado y empieza inmediatamente a pensar en una cita con su amante, surge una asociación entre asesinato y sexo que podría interpretarse muy bien como el eterno mito de Eros (dios del amor) y Tanatos (dios de la muerte). No obstante también puede entenderse como que el asesinato es solo una forma especialmente expeditiva de resolver los negocios, Powers está simplemente “liquidando deudas”.

El gánster era un producto de la alienación urbana en unos momentos en que Estados Unidos estaba dejando de ser una sociedad predominantemente agraria y rural, y convirtiéndose en otra industrial y urbana. Para el público de los primeros años de la Depresión, el gánster representaba muchas cosas terribles y tranquilizadoras al mismo tiempo. Su carrera era una parodia del “sueño americano”, y reflejaba la forma en que los Rockefeller, los Gould, los Fisk y muchos otros habían llegado a ser millonarios. El gánster era también una especie de marginado social que recurría a la delincuencia como única forma de avanzar y promocionarse en una sociedad que le negaba los canales adecuados. Su vida desafiaba y denunciaba un sistema corrupto. He aquí las razones por las que estas tres míticas películas, y otras de menor calidad artística, son films etiquetados como pre-code. Will Hays no los hubiese autorizado.

Luzbel (yo soy la fuente)
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luzbel
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Re: EL CINE PRE-CODE II

Mensaje por luzbel »

PELÍCULAS CÉLEBRES QUE CAMBIÓ EL CÓDIGO HAYS (1)
Las mas representativas

Por orden de cineastas

El Código Hays se impuso en 1935 y duró hasta 1967

RICHARD BROOKS

Uno de los directores que más sufrió le censura del Código Hays y que afectó a varias de sus películas.

1951 EL MILAGRO DEL CUADRO.- Brooks era un autor, y muchas veces excelente, que justamente padeció las prohibiciones del Código Hays cuando no ejerció como tal. Esta fue su segunda película, un simple encargo que devino en un agradable film aventurero con Stewart Granger, Pier Angeli y George Sanders. Los cortes infligidos convirtieron su anécdota en casi incomprensible. Una lástima. Brooks renegó de la película, pero más bien fue una rabieta porque el protagonista era Stewart Granger, casado entonces con Jean Simmons de la que Brooks estaba enamorado. No paró hasta que le birló la esposa al protagonista de “Las minas del rey Salomón”.

1958 LOS HERMANOS KARAMAZOV.- Brooks, escritor y hombre de cierta cultura, estaba ilusionado con llevar al cine la obra maestra de Dostoyewski. Lo que le permitieron fue un ridículo pastiche en el que el rijoso y violento personaje de Yul Brynner (Dmitri) no era ni una cosa ni la otra. Y el hermano intelectual interpretado por Richard Basheart (Iván) no contaba la historia del Gran Inquisidor. El genial escritor ruso fue miserablemente tratado por Hollywood. Lo reivindicaría Woody Allen, que, en varias de sus películas, no ocultó ni su devoción ni las referencias al autor de “Crimen y castigo”.

1958.- LA GATA SOBRE EL TEJADO DE ZINC.- Pero hombre Dickie, a quién se le ocurre llevar al cine esta ardiente pieza de Tennessee Williams, En el original, el protagonista masculino – Brick, Paul Newman – está enamorado de su amigo Skipper. En la película se prescindió del tal Skipper (se le menciona solo) y los ardores de Elizabeth Taylor se estrellaban ante la indiferencia de un Paul Newman con la pierna rota. Solución: Skipper no era un sarasa sino un tipejo indeseable, y una vez que Brick se lo contaba a Maggie caía rendido a sus pies. También Brooks renegó del film. No escarmentaba.

1961.- DULCE PÁJARO DE JUVENTUD.- Decididamente el autor de grandes películas como “El fuego y la palabra”, “Lord Jim”, “Los profesionales”, “A sangre fría”, “Con los ojos cerrados” y “Buscando al señor Goodbar”, parecía tonto cuando se empeñaba con Tennessee Williams. Allí donde Elia Kazan (Un tranvía llamado deseo) o John Huston (La noche de la iguana), supieron burlar al temible código sin traicionar a Williams, Richard Brooks tropezó dos veces en la misma piedra. En el drama original, otra vez Paul Newman es el guapo ligón de un pueblo y tiene pocos escrúpulos. En consecuencia la moral puritana debe castigarlo. Y al final es nada menos que literalmente castrado. En el teatro, claro. Porque en la película una especie de ganzúa no le roza sus partes íntimas, solo le desfigura la cara. El film, como “La gata sobre el tejado de zinc”, fue un gran éxito de taquilla y le valió un justo Oscar a Geraldine Page en su encarnación de la avejentada actriz Alexandra del Lago (ridículo nombre, por cierto), pero no el único en el corpus teatral del homosexual convicto y confeso Tennessee Williams, asunto que a mí me es indiferente ya que no soy para nada homófobo. Que conste.

MICHAEL CURTIZ

1943.- CASABLANCA.- Como es sabido el guion de esta mítica película se improvisó sobre la marcha. De tal modo que la pobre Ingrid Bergman no supo hasta el último momento si se quedaba con su marido (Paul Henreid) o con su antiguo y reencontrado amante (Bogart). La moral y el patriotismo se impusieron, pero nadie que contemple tan romántica y bella obra puede creerse que la Bergman se marche con el soso del Laszlo y deje plantado al poderoso Rick. Encima éste les facilita la huida. Bueno, al final Bogart se queda con el muy picarón Claude Rains. Algunos han pensado mal de “esta gran amistad” que comienza. Yo no. Nunca pensaría que “Casablanca” es una película gay. El inspector de policía Louis es bajito y feo.

1954.- SINUEH EL EGIPCIO.- El despiporre. El novelón del finlandés Mika Waltari fue en su tiempo un auténtico best-seller que hoy está muy desacreditado. No es justo. Es una novela histórica no tan buena como las “Memorias de Adriano” o “Opus nigrum” de Marguerite Yourcenar, ni como los “Claudios” de Robert Graves, pero similar a “Juliano el Apóstata” de Gore Vidal. Y muy divertida. Curtiz, un gran artesano ni mejor que peor que Raoul Walsh (los dos tótems de la Warner) se fue a la Fox y le endilgaron un guion en el que la…..vivaracha Nefernefernefer (Bella Darvi, liada con Darryl F. Zanuck el productor) era menos vivaracha y el gran faraón Akenaton (el que impuso el monoteísmo) era débil y santurrón (a ello contribuye la blandengue interpretación de Michael Wilding, segundo esposo de Elizabeth Taylor), cuando en la realidad histórica, respetada por Waltari en parte, es un tipo duro y temible que además en tan antiguos tiempos vivió no pocos años, se cree que reinó 17, nadie se lo cargó, estuvo casado con la célebre Nefertiti (a la que Cecil B. de Mille desposó con Ramsés II en “Los diez mandamientos”) y murió de elefantiasis. Al margen de estas “licencias”, la película a mí me parece también muy divertida aunque diste de ser buena, salen Jean Simmons y Gene Tierney y posee un fabuloso color gracias al talento del gran operador Leon Shamroy.

Fin del Capítulo 1.- Continuará

Luzbel
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