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Películas célebres que cambió en Código Hays 1
Por orden de cineastas
El Código Hays se impuso en 1935 y duró hasta 1967
Richard Brooks
Uno de los directores que más sufrió le censura del Código Hays y que afectó a varias de sus películas.
1951 El milagro del cuadro.- Brooks era un autor, y muchas veces excelente, que justamente padeció las prohibiciones del Código Hays cuando no ejerció como tal. Esta fue su segunda película, un simple encargo que devino en un agradable film aventurero con Stewart Granger, Pier Angeli y George Sanders. Los cortes infligidos convirtieron su anécdota en casi incomprensible. Una lástima. Brooks renegó de la película, pero más bien fue una rabieta porque el protagonista era Stewart Granger, casado entonces con Jean Simmons de la que Brooks estaba enamorado. No paró hasta que le birló la esposa al protagonista de “Las minas del rey Salomón”.
1958 Los hermanos Karamazov.- Brooks, escritor y hombre de cierta cultura, estaba ilusionado con llevar al cine la obra maestra de Dostoyewski. Lo que le permitieron fue un ridículo pastiche en el que el rijoso y violento personaje de Yul Brynner (Dmitri) no era ni una cosa ni la otra. Y el hermano intelectual interpretado por Richard Basheart (Iván) no contaba la historia del Gran Inquisidor. El genial escritor ruso fue miserablemente tratado por Hollywood. Lo reivindicaría Woody Allen, que, en varias de sus películas, no ocultó ni su devoción ni las referencias al autor de “Crimen y castigo”.
1958.- La gata sobre el tejado zinc.- Pero hombre Dickie, a quién se le ocurre llevar al cine esta ardiente pieza de Tennessee Williams, En el original, el protagonista masculino – Brick, Paul Newman – está enamorado de su amigo Skipper. En la película se prescindió del tal Skipper (se le menciona solo) y los ardores de Elizabeth Taylor se estrellaban ante la indiferencia de un Paul Newman con la pierna rota. Solución: Skipper no era un sarasa sino un tipejo indeseable, y una vez que Brick se lo contaba a Maggie caía rendido a sus pies. También Brooks renegó del film. No escarmentaba.
1961.- Dulce pájaro de juventud.- Decididamente el autor de grandes películas como “El fuego y la palabra”, “Lord Jim”, “Los profesionales”, “A sangre fría”, “Con los ojos cerrados” y “Buscando al señor Goodbar”, parecía tonto cuando se empeñaba con Tennessee Williams. Allí donde Elia Kazan (Un tranvía llamado deseo) o John Huston (La noche de la iguana), supieron burlar al temible código sin traicionar a Williams, Richard Brooks tropezó dos veces en la misma piedra. En el drama original, otra vez Paul Newman es el guapo ligón de un pueblo y tiene pocos escrúpulos. En consecuencia la moral puritana debe castigarlo. Y al final es nada menos que literalmente castrado. En el teatro, claro. Porque en la película una especie de ganzúa no le roza sus partes íntimas, solo le desfigura la cara. El film, como “La gata sobre el tejado de zinc”, fue un gran éxito de taquilla y le valió un justo Oscar a Geraldine Page en su encarnación de la avejentada actriz Alexandra del Lago (ridículo nombre, por cierto, pero no el único en el corpus teatral del homosexual convicto y confeso Tennessee Williams, asunto que a mí me es indiferente ya que no soy para nada homófobo). Que conste.
Michael Curtiz
1943.-Casablanca.- Como es sabido el guion de esta mítica película se improvisó sobre la marcha. De tal modo que la pobre Ingrid Bergman no supo hasta el último momento si se quedaba con su marido (Paul Henreid) o con su antiguo y reencontrado amante (Bogart). La moral y el patriotismo se impusieron, pero nadie que contemple tan romántica y bella obra puede creerse que la Bergman se marche con el soso del Laszlo y deje plantado al poderoso Rick. Encima éste les facilita la huida. Bueno, al final Bogart se queda con el muy picarón Claude Rains. Algunos han pensado mal de “esta gran amistad” que comienza. Yo no. Nunca pensaría que “Casablanca” es una película gay. El inspector de policía Louis es bajito y feo.
1954.- Sinueh el egipcio.- El despiporre. El novelón del finlandés Mika Waltari fue en su tiempo un auténtico best-seller que hoy está muy desacreditado. No es justo. Es una novela histórica no tan buena como las “Memorias de Adriano” o “Opus nigrum” de Marguerite Yourcenar, ni como los “Claudios” de Robert Graves, pero similar a “Juliano el Apóstata” de Gore Vidal. Y muy divertida. Curtiz, un gran artesano ni mejor que peor que Raoul Walsh (los dos tótems de la Warner) se fue a la Fox y le endilgaron un guion en el que la…..vivaracha Nefernefernefer (Bella Darvi, liada con Darryl F. Zanuck el productor) era menos vivaracha y el gran faraón Akenaton (el que impuso el monoteísmo) era débil y santurrón (a ello contribuye la blandengue interpretación de Michael Wilding, segundo esposo de Elizabeth Taylor), cuando en la realidad histórica, respetada por Waltari en parte, es un tipo duro y temible que además en tan antiguos tiempos vivió no pocos años, se cree que reinó 17, nadie se lo cargó, estuvo casado con la célebre Nefertiti (a la que Cecil B. de Mille desposó con Ramsés II en “Los diez mandamientos”) y murió de elefantiasis. Al margen de estas “licencias”, la película a mí me parece también muy divertida aunque diste de ser buena, salen Jean Simmons y Gene Tierney y posee un fabuloso color gracias al talento del gran operador Leon Shamroy.
Fin del Capítulo 1.- Continuará
Luzbel (no hay fuentes consultadas, es facilón, ejem, ejem)
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El Código Hays se impuso en 1935 y duró hasta 1967
JULES DASSIN
1962 FEDRA.- Jules Dassin había salido huyendo de USA porque había sido delatado en la caza de brujas. Cierto, era comunista y le pintaban bastos. En Europa conoció a la actriz griega Melina Mercouri, de tendencias socialistas y que con el paso del tiempo abandonaría su profesión para dedicarse totalmente a la política, llegando a ser ministra de cultura en el Gobierno de Andreas Papandreu. Ya se ha escrito sobre la pareja, de las películas que realizaron juntos probablemente la mejor fue esta adaptación moderna de la tragedia de Eurípides. El film fue un éxito de público, aunque no de crítica. A mí me parece excelente, si bien inferior a la “Fedra” psicoanalítica de nuestro gran cineasta Manuel Mur Oti. Sorprendentemente se le aplicó la censura del código Hays cuando se estrenó en Estados Unidos – y también en España en pleno franquismo – cercenándose la escena de amor y sexo entre Mercouri y Anthony Perkins. Una secuencia magnífica, hoy perfectamente visible, en la que se ve el torso desnudo de Perkins con los arañazos producidos por una Melina algo más que rijosa madrastra.
DELMER DAVES
1956 JUBAL.- Excelente director de westerns – Flecha rota, El tren de las 3,10, Cowboy, El árbol del ahorcado – en “Jubal”, que probablemente no es el mejor, se puede observar un intento de relación homosexual entre Ernest Borgnine Y Glenn Ford. De hecho Borgnine está enamorado de Ford y lo pagará caro. Ni el Código Hays ni la censura de Franco, percibieron el extraño comportamiento del oscarizado protagonista de “Marty”. Y es que la profesión de censor no suele ligar con la inteligencia. Inútil recordar lo que pasó en nuestro país con “Mogambo” o el golazo de Buñuel en “Viridiana”. Delmer Daves, cineasta más bien conservador. A lo mejor tampoco era consciente de lo que es una evidencia clarísima.
EDWARD DMYTRIK
1959 EL HOMBRE DE LAS PISTOLAS DE ORO.- Uno de los “diez de Hollywood”, que pasó menos tiempo en la cárcel porque solicitó delatar y, de vergonzosa manera, procedió a dar nombres ante el Comité de Actividades Antiamericanas. Irregular artesano, en su larga filmografía hay de todo bueno, mediocre y malo. Y un western singularísimo: “El hombre de las pistolas de oro” (Warlock 1959). El más rotundo ejemplo de western gay del cine clásico. Henry Fonda es un pistolero pacificador de ciudades a cambio de dinero, va siempre con su segundo un inválido Anthony Quinn que le quiere con locura. Y vaya locura. Resulta que Fonda no tiene mejor idea, además de ejercer su oficio, que ligar con Inger Stevens. Ello provoca un ataque de celos de tal calibre al desdichado Quinn, que le lleva a quemar el villorrio y a dejarse matar por Fonda. Toma ya. Ni el Código Hays ni la censura de Franco se dieron cuenta de que el tema de “Warlock” no era otro más que “el amour fou” no correspondido.
STANLEY DONEN
1954.- SIETE NOVIAS PARA SIETE HERMANOS.- El picaruelo de Carolina del Sur, y gran director sobre todo en los musicales realizados al alimón con el genial bailarín y coreógrafo Gene Kelly: “Un día en Nueva York”, “Cantando bajo la lluvia”, “Siempre hace buen tiempo”, no se lo cree ni él mismo que las seis chicas que la pizpireta Jane Powell le proporciona al fornido Howard Keel para que “arreglen” la desordenada y sucia casa en la que vive el varón con sus 6 hermanos, sean tan castas y puras que no les den ni besitos. Hays se debió quedar muy contento viendo el estupendo film. Donen se vengaría en la magnífica “Dos en la carretera” (1969) en la que el matrimonio formado por Audrey Hepburn y Albert Finney se encuernaban mutuamente, y en la menos conseguida “La escalera” (1969) en la que Richard Burton y Rex Harrison daban vida a dos tipas locas, locas, locas. No tiene mérito. El Código Hays había periclitado.
ALLAN DWAN
1954.- LA REINA DE MONTANA.- Este maestro…….del destajismo que algunos tomaron incluso como autor – Jesús, Jesús las cosas que hemos visto – perpetró este abyecto western en el que una decadente Barbara Stanwyck (que se llamaba en el doblaje español nada menos que Sierra Nevada Jones), flirteaba con dos tontos, el uno blanco (no podía ser más que Ronald Reagan) y el otro indio al que llamaban, ahí va, Colorado. Para no complicarse la vida con mr. Hays, la gran Barbara de antaño se quedaba con el blanco mientras al indio “el corazón le sangraba”. Naturalmente ni besos ni caricias.
BLAKE EDWARDS
1961.- DESAYUNO CON DIAMANTES.- Sabemos que esta peli es una delicia y Audrey Hepburn más que una delicia. Edwards se las arregló como pudo para tratar de que no se observase demasiado que la chica que miraba diamantes en Tiffany’s………era un putón verbenero (disculpas) de lujo. Y que el George Peppard era un mantenido de una señora mayor (Patricia Neal) con la que se acostaba antes de hacerlo con la dulce Holly que tenía un gato que se llamaba gato. Nada que hacer. El inmarchitable encanto del film no estaba habitado por el candor. Con los años mr. Edwards, ya sin Will Hays por medio, se vengaría en “S.O.B.” donde expuso a su mujercita, la azucarada Mary Poppins, en tetas al viento. Tampoco es desdeñable que en la primera “Pantera Rosa” (1964), Capucine se los ponía de mamut al Sellers-Clouseau con David Niven, Robert Wagner y, quién sabe, a lo mejor también con Claudia Cardinale. Una cama giratoria lo explicaba.
MICHAEL GORDON
1959.- CONFIDENCIAS A MEDIANOCHE.- La cito porque es una de las más representativas de las comedias de Rock Hudson y Doris Day. Esta tía era inaguantable, la más persistente virgen de Hollywood. Daba igual que cumpliera años. Nunca dejó de ser vírgen (en la pantalla). Vaya vida tan mortecina. Daba risa….y algo de pena.
GUY HAMILTON
1964.- GOLDFINGER.- Este artesano eficiente había nacido en Paris, capital del pecado, y algo tenía que notársele. Dirigió varias películas del agente 007, pero ninguna como esta. El malo (Goldfinger, Gert Fröbe) en una escena corrosiva, capturaba a Bond (Connery, of course) y la ataba a una larga tabla por la que deslizaba un rayo laser que la iba cortando, cortando y avanzaba implacable hacia las partes pudendas de James Bond, acaso sus principales armas de combate.
HOWARD HAWKS
Autor de uno de los más geniales pre-codes, “Scarface” (1932), este maestro de la comedia, de los films de aviación, del cine negro, del western…….fue uno de los mayores cineastas que conoció Hollywood. Y siempre se le ha reconocido. Menos el que asimismo tenía no una sino múltiples tendencias gays. Pero este es otro asunto, y ello no entorpeció la gran calidad de la mayoría de sus películas. Qué coño, también el conde de Modrone, llamado Luchino Visconti, lo era y hasta que comenzó a envejecer trató de disimularlo. “Muerte en Venecia” y Helmut Berger, con la inestimable colaboración del gran Burt Lancaster, le sacaron del armario.
Continuará.
Luzbel.- La única fuente soy yo y juro por Lumiére que no soy homófobo.
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El Código Hays se impuso en 1935 y duró hasta 1967
ALFRED HITCHCOCK
El maestro del suspense tuvo no pocos problemas con el Código Hays, que le obligaron a piruetas y explicaciones que no lograron evitar que en “Rebeca” (1940) quedase claro que la terrible ama de llaves mrs. Danvers (Judith Anderson) había estado enamorada de la difunta Rebeca y llevaba ese amor incluso más allá de la muerte. Por eso le hacía la puñeta a la cándida Joan Fontaine. Lesbianismo necrofílico. En “La cuerda” disimuló lo que pudo en su falso plano secuencia que el asun to iba de una reunión de homosexuales. En “Extraños en un tren” (1951) se vio obligado a cambiar el final de la novela de Patricia Highsmith, ya que en la misma Guy se carga al padre de Bruno, y el intercambio de crímenes tiene lugar con todas las consecuencias.
JOHN HUSTON
1951.- La roja medalla al valor. Fue uno de los proyectos más queridos por Huston, llevar al cine la novela pacifista de Stephen Crane “Red badge of courage” y encima que la protagonizase Audie Murphy el soldado americano más condecorado en la Segunda Guerra Mundial. El resultado fue una película de más de 100 minutos, a los que la productora le amputó casi la mitad dejándola en poco más de 65 minutos. Huston jamás reconoció como suya esa versión y hasta ahora no se han podido recuperar las imágenes cercenadas por la Metro, Hays y sus secuaces. Huston estaba señalado por Parnell Thomas durante “la caza de brujas”, en vista de lo cual se largó – tras “La reina de Africa” – a Paris para rodar “Moulin Rouge” y a Italia para “La burla del diablo”. No regresó a Hollywood hasta 1956, cuando las aguas se habían calmado. En 1961 rodó un plano de Marilyn Monroe con un seno desnudo para “Vidas rebeldes” (The misfits). Lógicamente nunca se vio en las pantallas. Resulta inexplicable como el código Hays permitió íntegra “La noche de la iguana” (1964), extraordinario film en el que Richard Burton era un pastor blasfemo, Ava Gardner una pelandusca sin pelos en la lengua, Deborah Kerr una solterona virgen que narraba una historia de fetichismo y Grayson Hall una lesbiana enamorada de una menor interpretada por la lolitesca Sue Lyon con la que también se acostaba Burton. El reverendo se meaba en la maleta de la mentada Grayson Hall entre las carcajadas de Ava Gardner.
HENRY KING
Este gran director no suficientemente valorado, fracaso en sus dos adaptaciones de Hemingway. “Las nieves del Kilimanjaro” (1952) no tenía de Hemingway más que Ava Gardner surgiendo en una cava de jazz y herida de muerte en la Guerra Civil española que, censura manda, cuando se estrenó en España no se hacía mención en que guerra luchaban le bellísima Ava y el apuesto Gregory Peck. En 1957 llevó al cine la novela pamplonica de Hemingway “Fiesta” (The sun also rises) que fue prohibida en España porque debió considerarse “escandaloso” que Ava Gardner se liase con un torero (lo hizo en Madrid con Luis Miguel Dominguín), que Tyrone Power fuese impotente (por una herida de guerra, que nadie piense mal) o que Errol Flynn bebiese tanto como en aquellos años lo hacía en la vida real. Datos: la película no se rodó en Pamplona sino en México D.F. y en la procesión de San Fermín los monaguillos portando cruces y estolas cantaban ¡uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abri….... Ahí queda eso, barbero.
HENRY KOSTER
1959 Tha naked maja, o lo que es lo mismo “la maja desnuda” en alusión al célebre cuadro de Goya. Ava Gardner interpretaba en esta horrenda película a la duquesa de Alba pero no se acostaba con Goya (Anthony Franciosa). Ello no evitó que la película fuese prohibida en España durante unos cuantos años. Las sucesivas duquesas de Alba, como bien sabemos, siempre fueron un prodigio de candor y pureza.
STANLEY KUBRICK
Este genio del cine “ofendió” a Occidente (especialmente a Francia) con su obra maestra “Senderos de gloria” (1957), una de las películas más prohibidas de la historia del cine y que tardó muchísimos años en ser estrenada en España y todavía más en Francia. Claro, estaba basada en una historia real acaecida en la Primera Guerra Mundial y los generales franceses ordenaban disparar….contra sus propias tropas. En 1960 y en otra obra maestra, “Espartaco”, vio cómo se cargaban Hays y su banda la escena homosexual de “las ostras y los caracoles” entre Laurence Olivier y Tony Curtis. En España también se estrenó sin la citada escena. Kirk Douglas – casi 100 años ya – llamó a Kubrick en su libro “El hijo del trapero”….un mierda con talento. En el más reciente “Yo soy Espartaco” prácticamente se atribuye la autoría del film. Lo cual es más falso que un euro de metacrilato, aunque cierto es que el exhibicionista actor fue asimismo el productor de la obra. Kubrick se hartó de Douglas (también productor de “Senderos de gloria”) y se largó a Inglaterra para rodar sin cortapisas censoriles su adaptación modélica de la maravillosa, y perversa, novela de Nabokov “Lolita” (1962). Jamás regresó a Hollywood.
GREGORY LA CAVA
Este notable autor de comedias, filmó pre-codes tan suculentos como “La melodía de la vida” (1932), “Toda una mujer” (1934) y la estupenda “El burlador de Florencia” (1934) en la que contaba las lujuriosas hazañas del gran artista italiano Benvenuto Cellini – que en la vida real debió de ser un crápula sin escrúpulo alguno -. Con la implantación del Código Hays, sus películas perdieron frescura y picardía con la excepción de “Al servicio de las damas” (1936) en la que había que leer la letra menuda.
FRITZ LANG
El gran maestro alemán, debutó en Hollywood con una gran película – “Furia” (1936) – y se quejó amargamente de que en ese tremendo film sobre el linchamiento se viese obligado a un final feliz del todo increíble. Volvió a tener problemas en su obra maestra “La mujer del cuadro” (1944) en la que Edward G. Robinson tenía una pesadilla….y se despertaba, cosa no deseada por Lang. Al final, y en 1957, después de los cortes infligidos a la muy bella “Moonfleet” (1955), falta de dinero para sus producciones y constantes avisos del abyecto código, regresó a su Alemania natal en la que filmaría el excelente díptico “El tigre de Esnapur”/”La tumba india” y un último Mabuse no despreciable. Resulta contradictorio que, retirado ya del cine, regresase a Los Angeles y viviese una vejez tranquila y apacible
Continuará
Luzbel (la única fuente soy yo)
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