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'Taxi Driver' . Curiosidades
![]() ![]() ![]() 'Taxi Driver' . CuriosidadesEl 10 de marzo de 1977 se estrenaba en España ‘Taxi Driver’, la todavía hoy en día más personal, exitosa y también polémica (con el permiso de ‘La última tentación de Cristo’) película de Martin Scorsese. Con bastantes meses de diferencia con respecto a su estreno en Estados Unidos (eran otros tiempos en términos de distribución) y con todavía los ecos de su éxito en el Festival de Cannes anterior, el film sigue siendo todavía hoy, 40 años después, una fuente de anécdotas.
Esa especie de culto y obsesión por ‘Taxi Driver’ no ha sido solamente de psicópatas, sociópatas o de expertos en crear debates alrededor de si el film es filofascista, anarquista o simplemente una crónica negra sobre el fin del sueño americano post Vietnam. Oliver Stone, veterano de aquel vergonzoso conflicto bélico, y adicto a la cocaína como Martin Scorsese, con quine coincidía en la escuela de cine, hizo su propio retrato de Travis BIckle en ‘Hablando con la muerte’. Asimismo suele comentar, copas de por medo, que el look de Bickle se lo copió Scorsese de cómo él asistía a esas clases: con su chaqueta militar y aires desaliñados. Si le sumamos a todo ello que Stone también ejerció de taxista nocturno en Nueva York, pues ya tenemos materia para el anecdotario. La minoría de edad (12 años) de Jodie Foster, a quien se le obligaba a asistir a reuniones con un psicólogo del departamento de bienestar infantil de la ciudad de Nueva York (el profesional en cuestión también había asesorado a Linda Blair en ‘El exorcista II: El Hereje’… Seguro que acabó fatal), llevó a que en las escenas más delicadas y escabrosas (que en el guión lo eran mucho más) tuviera que utilizar una doble de cuerpo. Esa tarea recayó en la hermana de la actriz, de 19 años, pero a Jodie Foster le encantó durante una larga temporada afirmar que ella había rodado esas secuencias, ganándose la admiración años más tarde de una tal Drew Barrymore que a sus 12 años ya habría hecho de todo y más en la vida. Jodie Foster confesó que su papel en ‘La extraña que hay en ti’ (Neil Jordan, 2007) supuso el exorcismo definitivo de todo lo que ‘Taxi Driver’ le había estado reconcomiendo por dentro, personal y profesionalmente. Hasta se rumoreó sobre una posible secuela de ‘Taxi Driver’, algo que tanto Scorsese como Schrader han desmentido hasta la saciedad. Aunque claro, en esta USA de Donald Trump nunca se sabe… Y hablando de Donald Trump, el gran amigo de Robert De Niro. Un De Niro que tuvo que compaginar el rodaje de ‘Taxi Driver’ con el de ‘Novecento’ en Italia; un De Niro que (ya lo sabemos) se sacó una licencia de taxista y ejerció como tal por las nocturnas y chungas calles neoyorquinas. Un De Niro que en marzo de 1976 estrechaba la mano, sonreía y se tomaba unos cuantos cócteles con Donald Trump en la inauguración del hotel Grand Hyatt de Nueva York, propiedad del por entonces magnate inmobiliario. Trump fue nombrado personalidad del año aquel 1976 por The New York Times y compartió páginas y elogios con Martin Scorsese, el director de moda aquel 1976 del estreno de ‘Taxi Driver’. Por cierto, el hotel Grand Hyatt era la remodelación y rebautizo del antiguo Commodore, edificio y negocio hotelero en bancarrota desde hacía tiempo. De hecho estuvo a punto de ser uno de los escenarios elegidos para el rodaje de varias secuencias de la cuarentona película de Martin Scorsese. Donald Trump también conoció a Scorsese. Siendo natural de Queens, uno de los barros emblemáticos de Nueva York, Trump siempre ha afirmado (hoy no ha escrito ningún tuit desmintiéndolo) que el mejor ilustrador de la verdadera Gran manzana en el cine ha sido Scorsese. En los agradecimientos del film, esos que salen en esos títulos de crédito que muchos no se quedan a ver, se cita, entre otros, a Kris Kristofferson. El actor, amigo de Scorsese y con el que trabajo en la estupenda ‘Alicia ya no vive aquí’ (donde ya estaba Jodie Foster), tuvo un papel muy importante en conseguir que la Columbia acabara apostando por ‘Taxi Driver’ y aportara el presupuesto. Gracias al actor y cantante, Scorsese pudo saber que Sam Peckinpah había adorado ‘Taxi Driver’. En compensación a tanto buen rollo y mutuas felicitaciones, Scorsese declinaría dos veces el dirigir dos películas recomendando y defendiendo la contratación de Peckinpah: ‘Convoy’ y ‘Clave Omega’. En ‘Taxi Driver’ aparecen como actores, en breves papeles, los desaparecidos Victor Argo y Joe Spinell. Argo llegaría a ser el actor fetiche de Abel Ferrara, y si llegó a serlo fue porque Ferrara le descubrió en la película, maó esa película, y se ha pasado años haciendo su versión de ésta (‘El rey de Nueva York’, por ejemplo). Con respecto al magnífico Joe Spinell, quedó tan contento y era tan amigo de Scorsese (en ‘Taxi Driver’ se encargó de llevar y coordinar a la figuración así como a gestionar permisos para rodar en ciertos bares y locales) que cuando participaba como actor en ‘Rocky’ le decía a Sylvester Stallone que tenía que imitar el estilo scorseseiano. El rodaje de la climática escena del tiroteo y la masacre que Bickle hace en su afán de redimir a la prostituta infantil, fue un pequeño pozo de complicaciones. En primer lugar, desde la productora habían advertido a Scorsese de que no fuera demasiado gráfico en el uso de la violencia (que en el guión lo es todavía más), pero el director quería un éxtasis casi religioso lleno de sangre, carne y dolor. Los efectos especiales de maquillaje fueron asignados a Dick Smith (recomendado por William ‘El Exorcista’ Friedkin) y el gran Smith se lució. Particularmente memorable es la mano falsa del personaje de Harvey Keitel y cómo le vuelan los dedos de un disparo. Los dedos los cruzaban tanto Smith como Scorsese para que el efecto quedara bien en la primera toma, porque la prótesis era muy cara y mucho más el entramado de pirotecnia que manejaba en off la explosión de los dedos y la salida del chorro hemoglobínico. Keitel, tras la toma, se fue con la mano a un bar a gastar bromas. Es sabida la conexión de amistad, formativa y profesional entre Martin Scorsese y los otros miembros de aquella rebelde generación que cambió el cine de Hollywood de los 70: Francis Ford Coppola, George Lucas, John Milius y Brian De Palma. Acostumbrados a ayudarse en los proyectos que estaban haciendo o tratando de hacer, Scorsese tuvo como supervisora de montaje de ‘Taxi Driver’ a Marcia Lucas (sí, la por entonces esposa de George), y ésta utilizaría lo que aprendió del ritmo de la epopeya de Travis Bickle para hacer lo propio en la otra gran película USA de aquel año: ‘La guerra de las Galaxias’. La pobre Marcia tuvo un problema con un congresista republicano con el que coincidió en una de las celebraciones al aire libre del 4 de julio de 1976, en pleno bicentenario de la independencia estadounidense: al enterarse que había trabajado en ‘Taxi Driver’ la insultó y afirmó que esa era la película más antiamericana y asquerosa que había tenido la desgracia de ver jamás.
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