Con “Dune”, Dennis Villeneuve ha convencido a muchos apasionados de la ciencia ficción que consideraban inadaptable el libro de Frank Herbert. Pero otros espectadores –sobre todo por razones nostálgicas– se quedan con la versión dirigida en 1984 por David Lynch, que admite que no estuvo muy inspirado. Pero, ¿en que se diferencian ambas versiones?

Se pueden distinguir sobre todo tres diferencias fundamentales:
1. La estética no tiene nada que ver. La fotografía colorista de Dune (1984), de David Lynch –marcada por la cercanía de la trilogía original de La guerra de las galaxias, a cuyo público se pretendía atrapar– se sustituye por otra más oscura, donde predominan tonos ocres y grises y en definitiva más sobrios, que proporcionan al film un tono más realista y solemne, más parecido al de la novela original.

2. Denis Villeneuve ha contado con avanzados efectos digitales, más realistas que las maquetas de Lynch (que por otro lado también tienen un gran encanto). Los diseños de la nueva versión están muy cuidados, por ejemplo en el caso de los gusanos, o Shai-Hulub, moradores del desierto. Los de la primera versión se distinguían porque sus bocas se abrían en tres segmentos, y aunque nadie quisiera estar a su alcance, no se pueden comparar con los nuevos, con bocas redondas, plagadas de dientes, que quizás resulten más terroríficos. También cambian los ornitópteros, vehículos que en la versión de Denis Villeneuve van dotados de alas que se asemejan a las de una libélula en movimiento, una opción que representa con mayor precisión el material de origen (con un toque insectoide). Los escudos de los personajes ahora se adaptan al cuerpo, mientras que antes consistían en grandes cuadrados que envolvían a sus usuarios (no se podía hacer nada mejor con la tecnología de entonces).

3. La adaptación de 1984 condensa todo el texto en 134 minutos, mientras que Denis Villeneuve se ha permitido un metraje más extenso, de 155 minutos, para versionar la mitad. De esta forma, el primero tenía que recurrir a largas parrafadas para dar a conocer conceptos complejos del libro de Frank Herbert, como la existencia de la especia y su utilidad, por ejemplo en la apertura, donde la princesa Irulan (Virginia Madsen) daba un discurso introductorio bastante ininteligible para quienes no hubiera leído el texto original.

Cambios argumentales
En cuanto al argumento, en ambos casos se nota cierto afán de respetar bastante al original, Pero también se pueden detectar significativos cambios.

En Dune (2021), parecen haberse eliminado todas las referencias a la homosexualidad del barón Harkonnen, pues colocar como villano al único no hetero de la historia podría haber herido susceptibilidades en la actualidad. Por otro lado, Stellan Skarsgård compone un barón Vladimir Harkonen más maquiavélico, y también menos grotesco que el ególatra medio idiota –obsesionado con los jóvenes– interpretado por Kenneth McMillan en el film de 1984, lleno de lesiones repulsivas y enfermizas, que bien podrían hacer referencia al SIDA, que hacía estragos en la época.
Denis Villeneuve ha prescindido por el momento de la citada Irulan, la mayor de las hijas del emperador, que en el volumen estaba presente desde el principio, porque muchos de los capítulos comienzan con una introducción sacada de sus libros sobre la historia de Muab’Dib (Paul Atreides). Quienes hayan leído el volumen sabrán que deberá aparecer necesariamente en el desenlace.
Lynch convirtió a Paul Atreides (encarnado por su actor fetiche, Kyle MacLachlan) en un auténtico Mesías, que llega a manifestar importantes poderes sobrenaturales, sobre todo en el desenlace, bastante distinto al del original. Por lo visto hasta ahora en el film de Villeneuve (a falta de la segunda parte), el canadiense se mantiene más cercano a la novela, donde tiene premoniciones, y utiliza la voz, habilidad para controlar a los demás que le ha enseñado su madre, pero en esencia triunfa porque se convierte en un líder, no por sus poderes.

Acorde con los tiempos que corren, Denis Villeneuve ha introducido una mayor diversidad racial. Así, el hawaiano Jason Momoa da vida a Duncan Idaho, el taiwanés Chen Chang se convierte en el Doctor Wellington Yueh, la actriz Zendaya, de padre afro y madre medio alemana y medio escocesa se convierte en Chani, y el afroamericano Stephen McKinley Henderson en Thufir Hawat. Los cuatro personajes corresponden a actores blancos en el film de Lynch, en concreto Richard Jordan, Dean Stockwell, Sean Young y Freddie Jones. El mayor cambio lo ha sufrido el planetólogo ecológico Liet Kynes, un hombre en la novela, antes Max Von Sydow, que aquí pasa a la actriz negra Sharon Duncan-Brewster.